viernes, 7 de agosto de 2009

Ventana sobre la mar

No está clavada a un lugar. Las montañas y los árbo¬les tienen el destino en la raíz; pero la mar ha sido, como nosotros, condenada a la vida vagabunda. Aires de marinería: nosotros, hombres de la costa, he¬mos sido hechos de mar, además de tierra. Y bien lo sabe¬mos, aunque no lo sepamos, cuando vamos navegando en el oleaje de las calles de la ciudad, de café en café, y a través de la bruma viajamos hacia el puerto o naufragio que esta noche nos espera. □


Fuente: Las Palabras Andantes, de Eduardo Galeano. Catalogo, 2001

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