Imagino que nunca existirá un Libro de Estilo de los Blogs, eso supongo que será imposible. Pero se podrían apuntar algunas posibilidades de normas para la convivencia bloguera. Los libros de estilo de los periódicos o de los medios impresos trabajan sobre elementos fijos, diarios, semanales o mensuales, y el trabajo en internet goza de una instantaneidad cuyo tráfico interior es de muy difícil vigilancia, en realidad es de imposible control. Esa, al menos, es su naturaleza, tan difícil de gobernar porque a lo mejor no es bueno gobernarla. Algunas veces he comentado aquí algunas de las cosas que no me gustan en el uso de los blogs por parte de los que comentan en ellos, pero no he logrado mucho más que reprimendas. Me refiero a mi propuesta sobre los nicks o apodos, o seudónimos; entendí el otro día, y me pareció interesante la solución, que cuando un nick o seudónimo se hace habitual debe tomarse ya como un nombre que los demás asumimos como se asumiría un nombre propio. De vez en cuando saltan nicks que yo no conocía anteriormente, y aparte de alegrarme de que surjan, porque es muy bueno que las comunidades se vayan agrandando, siempre que no se construyan más casas que las que caben en una parcela junto al mar, que esa es la estructura de un blog, una parcela junto al mar, aparte de alegrarme, digo, me gustaría saber de donde viene, qué hace en la vida, cuáles son sus inquietudes, sus dudas; imagino que el paso del tiempo aclarará esos extremos. Pero también me preocupa que con ese primer seudónimo ese alguien entre diciendo: oiga, que usted lo hace muy mal, y que luego no añada qué es lo que tendríamos que hacer para hacerlo mejor. Ayer, en concreto, hubo una interesante aportación en aquel sentido, pero no añadió las normas de estilo que deberíamos seguir aquí para colmar los criterios de calidad que él, o ella, echa de menos. Sería interesante, y quizá sería un buen punto de partida para crear un libro de estilo de este blog, al menos.
Fuente:www.elpais.com
martes, 18 de agosto de 2009
Todos se quejan por estos días.
Se quejan los de Lezama, se quejan cerca de La Plata. Se quejan los del sur por la falta de obras. Y también se quejan los marplatenses, por los que se quejan.
Se quejan algunos comerciantes, porque el Intendente no se queja lo suficiente. Se quejan los vecinos de los barrios más alejados, y se quejan los del centro.
Se quejan los de la ciudad y se quejan los del campo. Se quejan los pobres porque no llegan, y también los ricos porque ya no era como antes.
Se quejan los oficialistas, porque no sale como ellos quieren. Se queja la oposición porque tampoco sale como ellos quieren.
También se quejan los usuarios porque el micro no pasa. Y se quejan los empresarios porque nadie les cree.
Todos se quejan por estos días.
Se quejan los trabajadores porque no se los reconoce. Se quejan los desocupados por como están. Se quejan los chicos en las escuelas, porque no tienen calefacción. Se quejan otros en silencio, porque al cerrar las escuelas no comen en el comedor.
Se quejan de la justicia. Se quejan del poder. Se quejan porque están, se quejan porque no están.
Se quejan en los diarios, en la radio y en la TV. También se quejan de los diarios, de las radios y de la TV. Ahora también se quejan por Internet.
Se quejan de las guerras y del amor. Se quejan por las guerras y por el amor. Se quejan los maridos celosos y las amantes infieles. Se quejan aquellos que aman a la que no los ama, y se quejan aquellos que no son amados.
Todos se quejan por estos días.
Se queja el encargado, el peón, el capataz y el profesional. Se quejan los funcionarios y los legisladores. Se queja el policía o su mujer. Y se queja la Justicia también. Se quejan por que hay ordenanzas y se quejan por que hay leyes. Se quejan del mismo modo por que no se cumplen.
Todos se quejan por estos días.
A veces los que más necesitan, son los que menos se quejan. Por eso nos quejamos de aquellos que no lo hacen. El mundo es complicado y difícil de entender. Ya nos quejaremos mañana por tener otro mundo. Cedo ante la realidad, me sumo y también me quejo en estas líneas.
Bernabé Tolosa
Se quejan algunos comerciantes, porque el Intendente no se queja lo suficiente. Se quejan los vecinos de los barrios más alejados, y se quejan los del centro.
Se quejan los de la ciudad y se quejan los del campo. Se quejan los pobres porque no llegan, y también los ricos porque ya no era como antes.
Se quejan los oficialistas, porque no sale como ellos quieren. Se queja la oposición porque tampoco sale como ellos quieren.
También se quejan los usuarios porque el micro no pasa. Y se quejan los empresarios porque nadie les cree.
Todos se quejan por estos días.
Se quejan los trabajadores porque no se los reconoce. Se quejan los desocupados por como están. Se quejan los chicos en las escuelas, porque no tienen calefacción. Se quejan otros en silencio, porque al cerrar las escuelas no comen en el comedor.
Se quejan de la justicia. Se quejan del poder. Se quejan porque están, se quejan porque no están.
Se quejan en los diarios, en la radio y en la TV. También se quejan de los diarios, de las radios y de la TV. Ahora también se quejan por Internet.
Se quejan de las guerras y del amor. Se quejan por las guerras y por el amor. Se quejan los maridos celosos y las amantes infieles. Se quejan aquellos que aman a la que no los ama, y se quejan aquellos que no son amados.
Todos se quejan por estos días.
Se queja el encargado, el peón, el capataz y el profesional. Se quejan los funcionarios y los legisladores. Se queja el policía o su mujer. Y se queja la Justicia también. Se quejan por que hay ordenanzas y se quejan por que hay leyes. Se quejan del mismo modo por que no se cumplen.
Todos se quejan por estos días.
A veces los que más necesitan, son los que menos se quejan. Por eso nos quejamos de aquellos que no lo hacen. El mundo es complicado y difícil de entender. Ya nos quejaremos mañana por tener otro mundo. Cedo ante la realidad, me sumo y también me quejo en estas líneas.
Bernabé Tolosa
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