El sistema, que no da de comer, tampoco da de amar: a
muchos condena al hambre de pan y a muchos más condena al
hambre de abrazos.
Eduardo Galeano
Me encuentro con una fría estadística en los diarios, que esconde una de las caras más tristes de los chicos de la provincia de Buenos Aires. Según el informe publicado, “el 28 por ciento de los niños bonaerenses de menos de dos años está mal nutrido. De ese total, el 15% presentó una talla menor de la considerada normal para su edad, mientras que el 13% restante padece exceso de peso. Ser más pequeño o más gordo en ese tramo de la vida indica que la nutrición falla, ya sea porque faltan elementos nutritivos esenciales o porque comen mal”.
El próximo 4 de agosto se presentará el “Barómetro de la Deuda Social”, en Buenos Aires. El trabajo está realizado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica, junto a la fundación Arcor.
La directora del estudio, Ianina Muñón, me explicó parte de los resultados de la investigación, sobre las condiciones de vida de la niñez y adolescencia hoy en nuestro País. Su testimonio es alarmador. Habla de cómo la tan mencionada distribución de la riqueza, hoy todavía no llega a todos. Por supuesto, los que siempre salen perdiendo más, son los chicos.
“Podemos ver, por ejemplo, que en el 2004 teníamos un 20 por ciento de la infancia urbana con inseguridad alimentaria, y en el 2007 bajamos a un 4, 5 por ciento. Sin embargo con los primeros signos de la recuperación económica, este indicador revierte la situación y vuelve a subir a un 11,5 en el 2009. Esto si lo proyectamos a la población total del País, hablamos de cerca de un millón doscientos mil niños con inseguridad alimentaria. Esto quiere decir que viven en hogares donde frecuentemente experimentan hambre…
Estos indicadores están vinculados a la macroeconomía, sin embargo hay otros derechos que tienen los niños para su desarrollo que tienen que ver con la socialización, crianza y educación y estos no están emparentados con los progresos económicos, se trata de derechos más estructurales en cuanto a su acceso. El acceso a la salud, a la educación, el acceso a la posibilidad de socializarse desde lo cultural, desde lo deportivo, que son muy importantes en el crecimiento de los niños, pero que en la Argentina están sufriendo procesos de mucha segmentación social, porque a medida que se es más pobre se tienen muchos menos posibilidad de acceso a ellos. Lo que hemos notado es que más allá de algún progreso económico no se ven accesos a estos derechos, como se ve por ejemplo en el de la alimentación”, me dijo entre otras cosas.
Luego agregó que “…en la educación nosotros nos focalizamos en dos momentos de la niñez, uno es el de la primera infancia, el derecho a una inclusión temprana a la educación. Y ¿por qué lo planteamos?, porque en la Ley de educación se habla de una inclusión temprana a la educación, desde los 45 días de edad, pero además hay muchos estudios que indican que los niños en estado de pobreza que se incluyan en edad temprana a la educación, tienen mucha mas potencialidad para un desarrollo pleno de los ciclos educativos subsiguientes. Sin embargo en la Argentina hoy, el 50 por ciento de los chicos entre dos y cuatro años no están incluidos en el sistema educativo. Y la exclusión aumenta con un mayor índice de pobreza. Esto básicamente porque la oferta educativa de este nivel es una oferta privada, donde acceden solo los sectores medios altos.
Pero esto es solo una parte. Luego tenemos al final del ciclo educativo otra señal de alarma importante. Hay muchos estudios que indican que la repitencia, que en definitiva es lo que se observa ahí, lleva al fracaso escolar y al abandono. En los primeros años del secundario, a nivel urbano, notamos un abandono del 19 por ciento de adolescentes en primer y segundo año del secundario, que luego se encuentran rezagados en el proceso educativo. Pero en los últimos años del secundario pasamos a un 41 por ciento. Claro está que esto es mucho mas grave a medida de que bajan los estratos sociales. En el 25 por ciento mas pobre tenemos un abandono del 65 por ciento. Y si analizamos cuanto son los jóvenes entre 18 y 25 años que no terminaron el secundario tenemos un 40 por ciento, o sea que de aquel 41 por ciento inicial tenemos muchos que no lo terminaran definitivamente”.
- ¿cuáles son los motivos que generan el abandono?
- Son múltiples las causas. Muchos de estos jóvenes se insertan en el mercado del trabajo y otros están en su búsqueda. Muchos están en trabajos muy precarios y muchos inician su ciclo de reproducción en edad muy temprana, sobre todo las mujeres. También hay mucha percepción en ellos sobre que a través de la educación no se garantiza movilidad social ni progreso social, ya que ven el ejemplo de sus padres y su realidad.
Me dio otras características lamentables en las que se encuentran los niños de nuestro País hoy. Niños que ya ven sus posibilidades mancilladas por estos días. Vuelvo al maestro Galeano, “Nos han impuesto el desprecio como costumbre. Y ahora nos venden el desprecio como destino”. Me animaría agregar que muchos se llenan la boca hablando del futuro, intentan tapar este hoy con un mañana ficticio, pero no se dan cuenta, o no quieren hacerlo, que el futuro es este presente.
En fin, la TV, está mostrando otra cosa, por lo tanto, esto también pasará.
Bernabé Tolosa
julio 29 de 2009
viernes, 31 de julio de 2009
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