La sociedad sigue sin generar respuestas a la aceptación de los discapacitados. El Estado también. Aunque algo se ha avanzado, aun falta mucho.
Se relanzó el debate, por estos días, sobre si el Municipio cumple con el bendito cuatro por ciento que debe tener de empelados discapacitados.
Nunca se supo si en algún momento lo cumplió. No se sabe si en algún momento lo hará.
Ya el hecho de necesitar una ley que obligue al propio Estado a que incluya a personas con diversidad funcional, suena irrespetuoso. Y si enciman esta no se cumple, suena a cinismo.
¿Cómo saber si se cumple el cuatro por ciento, si no se sabe el total de la planta permanente del Municipio de General Pueyrredón?
Dos caminos quedan. O al fin nos hacemos de la información sobre el total de trabajadores municipales que sostienen los contribuyentes. O nunca tendrán su lugar los discapacitados en ella. Al menos no en su totalidad.
“Que sean discapacitado no significa que no puedan trabajar. Algunos de ellos seguro que no pueden hacerlo, pero hay muchos más que si y tienen mas necesidades y más problemas para conseguir empleo que otros”, me dijo María Tarrillo, vicepresidente del Consejo del Discapacitado local. También se permite dudar. “Nunca lo cumplieron. Quieren ampliar el porcentual al diez por ciento ahora, sería mejor que cumplan con esta ley primero”, me confesó.
Los sociólogos distinguen entre sociedad y comunidad. La primera es cosa de socios, de gente ligada por intereses. La segunda es estar ligado a los demás por algo compartido que trasciende al individuo y le impone respeto. De comunidad se desprende Comuna también, y así es como se llama al Estado Municipal.
Los discapacitados necesitan de la integración. Esta no sólo pasa por poder transitar sin problemas o acceder a los edificios sin inconvenientes, circunstancias que por otro lado no se dan tampoco, necesitan también la interrelación con los demás. Necesitan demostrarse que pueden. Que el concepto de comunidad prevalezca de una vez, en este sentido al menos, desde el Estado Comunal.
Bernabé Tolosa
lunes, 10 de agosto de 2009
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