jueves, 13 de agosto de 2009

Los nadie, un futuro imperfecto

Los “nadie” los llama el amigo Eduardo Galeano. Guarismo son para otros muchos. Tienen muchos nombres. Tienen muchos rostros. Uno los ve a diario. Los enfrenta a diario. Huérfanos muchos de porvenir, añorando otros, lo que soñaron y no ocurrió.
Allí están ellos. Muchos de distintas edades. Allí están sin que nadie haga algo por su presente y /o por su futuro. O sabe a poco lo que se hace, ante la magnitud opaca de su realidad. Y es tal dicha magnitud, que tristemente ya nuestros ojos se acostumbraron a ellos sin que preocupen. Dándose así esta batalla entre lo visible y lo invisible. Lo visible de la situación en que viven y lo invisible de la hipotecado de su futuro.
Allá por la década del 90, Enrique Valiente Noailles escribió un libro llamado La Metamorfosis Argentina. En uno de los textos que lo componen, este filosofo argentino indica que “...se ha dado un desempleo del ojo. Un desempleo de sus funciones tradicionales. Si funcionara para la mirada la ley de Arquímedes, debería preguntarse ¿qué hemos desalojado del ojo cuando el volumen de lo que antes estaba oculto ingresó a nuestra mirada?. Y tal vez la respuesta sea que al ingresar las cosas mismas, desalojan la capacidad de ver...”.
Quizás sea así, nuestros ojos han presenciado el vaciamiento del sentido de las cosas, al punto de acostumbrarse a cosas que no deberíamos, (chicos trabajando, familias revolviendo basura, niños esperando el cierre de algún restaurante para conseguir algo, educandos que nunca llegarán a serlo, chicos jugando a ser grandes, grandes que esperan).
La pobreza y la marginación constituyen uno de los problemas claves y uno de los más graves a resolver desde aquellos que hablan de políticas sociales. En estos momentos hay un importante sector de la población que padece lo que se conoce como pobreza estructural. Un sector de adultos y, peor aun, un sector de menores que han visto a sus padres criarlos en esas condiciones, esperan. ¿Qué deparará este futuro imperfecto para todos?
Dar una explicación, dicen, es pretender encontrar las causas. En esto tan particular, las causas son múltiples. A uno inmediatamente le surgen distintos nombres como respuestas, antiguos presidentes, la falta de políticas sociales, liberalismos, capitalismo, la corrupción, entre otros. Pero lo cierto es que aquellos que componen esta realidad, piden a gritos soluciones. Por ellos, por sus hijos y la sociedad en su conjunto, es que se esperan gestos de confianza.

Por Bernabé Tolosa

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