Ximena Dahm andaba muy nerviosa, porque aquella mañana iba a iniciar su vida en la escuela. Corriendo iba de un espejo al otro, por toda la casa; y en uno de esos ires y venires,tropezó con un bolso y cayó desparramada al piso. No lloró, pero se enojó:
–¿Qué hace esta mierda acá?
La madre educó:
–Mijita, eso no se dice.
Y Ximena, desde el piso, quiso saber:
–Para qué existen, mamá, las palabras que no se dicen?
Eduardo Galeano, Bocas del Tiempo
jueves, 29 de octubre de 2009
"Veo la poesía en todos lados"
Cuenta que el piso de su casa está cubierto de páginas con correcciones. Que escribe en su vieja Remington y que no puede teclear sobre cualquier papel: tiene que sentir cierta rugosidad; si es liso al tacto, no sirve para su lucha con la hoja en blanco. Repite que la poesía está en todas partes, pero que lo difícil es alcanzar el poema.
Eugenio Mandrini es un locuaz voluptuoso. Dice que escribe mucho, pero que no le interesa publicar. Y cuenta también que cumplió 72 años pero tiene 135, porque continúa la vida de su padre, que le enseñó a leer.
Cuando habla, Mandrini cita, o recuerda, o evoca líneas de sus maestros, de aquellos hombres con los que se encuentra como lector, oficio que enaltece y para el que también, asegura, hay que prepararse. Y hasta cuando se le pregunta por su poesía encuentra el modo de hablar de otros y analiza versos de Salvatore Quasimodo o Enrique Molina para ejemplificar, a partir de ellos, su laborioso oficio.
"Soy casi un maestro de la microficción", dice con una sonrisa, y confiesa que no puede evitar la tentación de mixturar los géneros, procedimiento que es una de las claves de Conejos en la nieve (Musarisca/Colihue), que ganó el premio de poesía Olga Orozco 2008, con un jurado integrado por tres premios Cervantes, el español Antonio Gamoneda, el chileno Gonzalo Rojas y el argentino Juan Gelman, más Jorge Boccanera, titular de la cátedra de poesía latinoamericana de la Universidad de San Martín, organizadora del certamen. "La verdad es que mandé el libro porque quería que ellos me leyeran. Todavía no puedo creer este premio, este reconocimiento. Por eso también me pareció importante publicarlo."
Antes había publicado dos libros de narración poética: Criaturas de los bosques de papel y Campo de apariciones, y el ensayo Tango. Magia y realidad. Como muestra de su desinterés por la publicación, vale recordar que sigue inédita su novela La Bilis, finalista en los años 70 del concurso Sudamericana- La Opinión con otro jurado de lujo: Augusto Roa Bastos, Julio Cortázar, Rodolfo Walsh y Juan Carlos Onetti. "La explicación que me dieron para no publicarla fue que mezclaba mucho los géneros. ¿Qué más puedo decir sobre eso? La guardé y listo."
La obsesión de Mandrini es el poema y evade hablar de su libro. "Veo la poesía en todos lados -dice-. Lo difícil es alcanzar el poema. Hoy hay una tendencia a no escribir poemas sino a hacer el libro, que el libro sea el poema y termine por darle sentido. Pero la poesía no es un trabajo de acumulación sino de excavación. Y entre un poema y otro hay que esperar."
-Esa espera se nota en Conejos en la nieve. Son poemas unitarios, donde se esgrimen distintos recursos, distintas formas.
-Lo que hice con esos poemas individuales tiende a desaparecer. Se me hace que el poema como construcción unitaria va a desaparecer.
-Están los mandatos de época.
-El lenguaje de todos, el tuyo, el mío, el del hombre de la esquina, son mandatos de la época. Lo que ocurre es que la individualidad del autor trastoca eso. Siempre el mandato de la época es irrefutable, pero hay algunos autores que son pájaros con cielo propio, son los inclasificables. ¿Dónde clasificás a Kafka? ¿En qué tiempo lo ubicás? Hay que ver cómo incorporás el mandato de tu época dentro de tu interioridad y tus posibilidades.
-Conejos... es un intenso ejercicio de preguntas.
-Pregunto para excavar. Los poemas no tienen un remate, porque lo que me importa es hacerme preguntas.
-Y el título alude a una imagen plástica.
-Es un blanco sobre blanco pero no son blancos iguales. Los poemas tienen que tener una estructura visual, plástica, y los elementos no tienen que estar puestos al azar. Todo tiene su razón. La poesía es una aventura, pero también es importante el momento racional y científico. Es el momento en que los dados están echados, pero la ubicación la decide el poeta. Hay una ingeniería poética que se desarrolla después de escribir el poema, en el momento de la corrección. Estuve meses estudiando un verso de Drummond de Andrade que hacía llorar a (Joaquín O.) Giannuzzi: "La vida es gorda, oleosa, mortal, subrepticia". ¿Escuchaste alguna vez algo parecido? Cuatro adjetivos que no fueron colocados al azar y que demuestran el poder de lo racional y científico en la poesía, que viene después de la percepción aguda del poeta.
-¿Qué busca como escritor?
-¿Qué busco? Una línea, una sola línea. Una que me justifique. Y si encuentro otra, bueno, soy un fenómeno.
-No es una tarea sencilla.
-Hay que ser auténtico. Como César Vallejo. ¿Cuáles son las cosas que te atraviesan, que te oscurecen? Uno necesita la tragedia para nutrirse. Yo soy un trágico. Tengo una concepción y un sentido de la vida que es humanista, pero soy un trágico. ¿Para qué sirve la respuesta? No quiero respuestas.
-El verso libre lo ayuda en esa búsqueda, sobre todo porque le permite esa mezcla de géneros, de tonalidades y de intensidades que se leen en Conejos...
-La grandeza del poema libre es que cada uno tiene su propia estructura. Se busca a la deriva una estructura para cada poema. En Conejos... hay estructuras por todos lados, pero esas estructuras están construidas en función de mi búsqueda.
-A ese otro lado al que va, ¿no se llega con estructuras más rígidas?
-Contra lo que muchos creen, el verso libre exige una elaboración que va más allá del talento o la intuición creadora. La obra de tipos como Enrique Molina, Discépolo, Quasimodo, Vallejo, Manzi y Pavese tiene mucha ciencia, mucha cosa racional. No hay azar en sus obras.
-¿Es cierto que escribe en una Remington?
-Una ruidosa Remington. Necesito ese sonido pero sobre todo, sentir esa lucha con la página en blanco. En la computadora no se padece esa instancia de la misma manera. Y además está el papel. Yo no puedo escribir en esos papeles alisados, que se resbalan de la mano; necesito sentir cierta rugosidad al tacto. Esa aspereza le da vida.
Fuente: ADN Cultura.
Eugenio Mandrini es un locuaz voluptuoso. Dice que escribe mucho, pero que no le interesa publicar. Y cuenta también que cumplió 72 años pero tiene 135, porque continúa la vida de su padre, que le enseñó a leer.
Cuando habla, Mandrini cita, o recuerda, o evoca líneas de sus maestros, de aquellos hombres con los que se encuentra como lector, oficio que enaltece y para el que también, asegura, hay que prepararse. Y hasta cuando se le pregunta por su poesía encuentra el modo de hablar de otros y analiza versos de Salvatore Quasimodo o Enrique Molina para ejemplificar, a partir de ellos, su laborioso oficio.
"Soy casi un maestro de la microficción", dice con una sonrisa, y confiesa que no puede evitar la tentación de mixturar los géneros, procedimiento que es una de las claves de Conejos en la nieve (Musarisca/Colihue), que ganó el premio de poesía Olga Orozco 2008, con un jurado integrado por tres premios Cervantes, el español Antonio Gamoneda, el chileno Gonzalo Rojas y el argentino Juan Gelman, más Jorge Boccanera, titular de la cátedra de poesía latinoamericana de la Universidad de San Martín, organizadora del certamen. "La verdad es que mandé el libro porque quería que ellos me leyeran. Todavía no puedo creer este premio, este reconocimiento. Por eso también me pareció importante publicarlo."
Antes había publicado dos libros de narración poética: Criaturas de los bosques de papel y Campo de apariciones, y el ensayo Tango. Magia y realidad. Como muestra de su desinterés por la publicación, vale recordar que sigue inédita su novela La Bilis, finalista en los años 70 del concurso Sudamericana- La Opinión con otro jurado de lujo: Augusto Roa Bastos, Julio Cortázar, Rodolfo Walsh y Juan Carlos Onetti. "La explicación que me dieron para no publicarla fue que mezclaba mucho los géneros. ¿Qué más puedo decir sobre eso? La guardé y listo."
La obsesión de Mandrini es el poema y evade hablar de su libro. "Veo la poesía en todos lados -dice-. Lo difícil es alcanzar el poema. Hoy hay una tendencia a no escribir poemas sino a hacer el libro, que el libro sea el poema y termine por darle sentido. Pero la poesía no es un trabajo de acumulación sino de excavación. Y entre un poema y otro hay que esperar."
-Esa espera se nota en Conejos en la nieve. Son poemas unitarios, donde se esgrimen distintos recursos, distintas formas.
-Lo que hice con esos poemas individuales tiende a desaparecer. Se me hace que el poema como construcción unitaria va a desaparecer.
-Están los mandatos de época.
-El lenguaje de todos, el tuyo, el mío, el del hombre de la esquina, son mandatos de la época. Lo que ocurre es que la individualidad del autor trastoca eso. Siempre el mandato de la época es irrefutable, pero hay algunos autores que son pájaros con cielo propio, son los inclasificables. ¿Dónde clasificás a Kafka? ¿En qué tiempo lo ubicás? Hay que ver cómo incorporás el mandato de tu época dentro de tu interioridad y tus posibilidades.
-Conejos... es un intenso ejercicio de preguntas.
-Pregunto para excavar. Los poemas no tienen un remate, porque lo que me importa es hacerme preguntas.
-Y el título alude a una imagen plástica.
-Es un blanco sobre blanco pero no son blancos iguales. Los poemas tienen que tener una estructura visual, plástica, y los elementos no tienen que estar puestos al azar. Todo tiene su razón. La poesía es una aventura, pero también es importante el momento racional y científico. Es el momento en que los dados están echados, pero la ubicación la decide el poeta. Hay una ingeniería poética que se desarrolla después de escribir el poema, en el momento de la corrección. Estuve meses estudiando un verso de Drummond de Andrade que hacía llorar a (Joaquín O.) Giannuzzi: "La vida es gorda, oleosa, mortal, subrepticia". ¿Escuchaste alguna vez algo parecido? Cuatro adjetivos que no fueron colocados al azar y que demuestran el poder de lo racional y científico en la poesía, que viene después de la percepción aguda del poeta.
-¿Qué busca como escritor?
-¿Qué busco? Una línea, una sola línea. Una que me justifique. Y si encuentro otra, bueno, soy un fenómeno.
-No es una tarea sencilla.
-Hay que ser auténtico. Como César Vallejo. ¿Cuáles son las cosas que te atraviesan, que te oscurecen? Uno necesita la tragedia para nutrirse. Yo soy un trágico. Tengo una concepción y un sentido de la vida que es humanista, pero soy un trágico. ¿Para qué sirve la respuesta? No quiero respuestas.
-El verso libre lo ayuda en esa búsqueda, sobre todo porque le permite esa mezcla de géneros, de tonalidades y de intensidades que se leen en Conejos...
-La grandeza del poema libre es que cada uno tiene su propia estructura. Se busca a la deriva una estructura para cada poema. En Conejos... hay estructuras por todos lados, pero esas estructuras están construidas en función de mi búsqueda.
-A ese otro lado al que va, ¿no se llega con estructuras más rígidas?
-Contra lo que muchos creen, el verso libre exige una elaboración que va más allá del talento o la intuición creadora. La obra de tipos como Enrique Molina, Discépolo, Quasimodo, Vallejo, Manzi y Pavese tiene mucha ciencia, mucha cosa racional. No hay azar en sus obras.
-¿Es cierto que escribe en una Remington?
-Una ruidosa Remington. Necesito ese sonido pero sobre todo, sentir esa lucha con la página en blanco. En la computadora no se padece esa instancia de la misma manera. Y además está el papel. Yo no puedo escribir en esos papeles alisados, que se resbalan de la mano; necesito sentir cierta rugosidad al tacto. Esa aspereza le da vida.
Fuente: ADN Cultura.
martes, 27 de octubre de 2009
Peligroso mensaje
“No hay verdad, hay interpretaciones”. Así lo dijo Nietzsche.
Este pasado fin de semana, me encontré con un aviso de Fox Sports en los diarios de mayor tirada del País, que realmente me generó preocupación.
Quizás no fue intencional y solo respondió a algún publicista descuidado, pero realmente podría generar muchas confusiones.
El aviso refería al partido que tendría la selección Argentina sub 17, con Honduras por el mundial que se disputa en Nigeria. El aviso en realidad no era gran cosa, pero la frase que lo sentenciaba podía llevar, insisto, a muchos desconciertos.
El aviso rezaba, “a los 17 algunos chicos se reciben de bachiller. Y otros de craks.”
“No hay verdad, hay interpretaciones”. Así lo dijo Nietzsche.
Hoy cuando los chicos ven que no se reconoce en demasía a aquellos que estudian y se preparan intelectualmente en la rama que sea. Hoy que todo es competencia por todo, pero por sobre todo por dinero y poder. Hoy donde los valores más altos en sueldos que se conocen tienen que ver con los futbolistas. Hoy donde la figura de la escuela y del estudio está en decadencia, sumado a una deserción escolar altísima por distintos motivos, este tipo de avisos puede ser un riesgo grande para la juventud.
Cualquiera podría pensar que en realidad es una elección que debe tomar sobre su futuro. Cualquiera podría pensar que el mejor resultado de esa elección es ser crack y no bachiller, pero lo que no dijeron en el aviso, es que para ser crack muchos son los que quedan en el camino y cuando quieren retomar es ya tarde.
Me encanta ver a los pibes comiéndose la cancha. Acá y en el exterior. Con la camiseta de algún club, o la de la selección. Pero me gusta también ver como se incentiva a estudiar, a darle continuidad a la vocación. A leer. A hacerse profesional y actualizarse día a día. Los crack pueden hacer mucho, enseñarnos mucho, por algo llegaron a donde están, pero de muchas circunstancias que nos rodean, no nos sacaran ellos. Sino los otros.
En el medio de un debate como el que se dio por el discurso no hace muchas semanas en el Congreso, decir esto, quizás sin mala leche, pero se dijo, se publicó y se reprodujo en muchas cabezas, es peligrosismo. Entre tantas interpretaciones y necesidades, es muy fácil confundirse.
Bernabé Tolosa
Este pasado fin de semana, me encontré con un aviso de Fox Sports en los diarios de mayor tirada del País, que realmente me generó preocupación.
Quizás no fue intencional y solo respondió a algún publicista descuidado, pero realmente podría generar muchas confusiones.
El aviso refería al partido que tendría la selección Argentina sub 17, con Honduras por el mundial que se disputa en Nigeria. El aviso en realidad no era gran cosa, pero la frase que lo sentenciaba podía llevar, insisto, a muchos desconciertos.
El aviso rezaba, “a los 17 algunos chicos se reciben de bachiller. Y otros de craks.”
“No hay verdad, hay interpretaciones”. Así lo dijo Nietzsche.
Hoy cuando los chicos ven que no se reconoce en demasía a aquellos que estudian y se preparan intelectualmente en la rama que sea. Hoy que todo es competencia por todo, pero por sobre todo por dinero y poder. Hoy donde los valores más altos en sueldos que se conocen tienen que ver con los futbolistas. Hoy donde la figura de la escuela y del estudio está en decadencia, sumado a una deserción escolar altísima por distintos motivos, este tipo de avisos puede ser un riesgo grande para la juventud.
Cualquiera podría pensar que en realidad es una elección que debe tomar sobre su futuro. Cualquiera podría pensar que el mejor resultado de esa elección es ser crack y no bachiller, pero lo que no dijeron en el aviso, es que para ser crack muchos son los que quedan en el camino y cuando quieren retomar es ya tarde.
Me encanta ver a los pibes comiéndose la cancha. Acá y en el exterior. Con la camiseta de algún club, o la de la selección. Pero me gusta también ver como se incentiva a estudiar, a darle continuidad a la vocación. A leer. A hacerse profesional y actualizarse día a día. Los crack pueden hacer mucho, enseñarnos mucho, por algo llegaron a donde están, pero de muchas circunstancias que nos rodean, no nos sacaran ellos. Sino los otros.
En el medio de un debate como el que se dio por el discurso no hace muchas semanas en el Congreso, decir esto, quizás sin mala leche, pero se dijo, se publicó y se reprodujo en muchas cabezas, es peligrosismo. Entre tantas interpretaciones y necesidades, es muy fácil confundirse.
Bernabé Tolosa
domingo, 25 de octubre de 2009
Vinagre y Rosas, el nuevo trabajo de Joaquín Sabina
"Llegué hasta los cincuenta y pocos con esta especie de juventud prolongada hasta el extremo y luego levanté el pie del acelerador porque no quería ser un cantante muerto", confesó el cantante español Joaquín Sabina en una entrevista que publica el diario chileno El Mercurio.
A sus 60 años, Sabina está inmerso en la promoción de su último disco, "Vinagre y rosas", que saldrá a la venta el 17 de noviembre y que incluye trece nuevas canciones, entre las que destaca "Tiramisú de limón", carta de presentación del álbum.
"La vida ahora no es tan nocturna, ni tan intensa, ni tan alcohólica, ni tan adictiva, pero disfruto de placeres como irse de gira durante un año y enfrentarse a muchos públicos, algunas fiestas después de los conciertos y visitar amigos", añade.
El artista iniciará su gira por España el próximo 20 de noviembre en Salamanca y desembarcará en Latinoamérica el 20 de enero con un primer concierto en Buenos Aires, al que probablemente seguirán otros dos en Chile, uno en Santiago y el otro en Viña del Mar.
Sabina define un Tiramisú de limón, el nombre del primer single que lleva música del grupo español Pereza, como "algo imposible, como también lo es Vinagre y Rosas. Pero son las cosas que me gustan a mí, entre lo dulce y lo amargo".
Otro de los temas del nuevo álbum, Viudita de Clicquot, es según Sabina, una prolongación de la conocida A mis cuarenta y diez, que el artista jienense escribió al cumplir cincuenta años.
Preguntado sobre la posibilidad de que el paso del tiempo marque con arrugas los ideales, Sabina dice: "Las utopías pertenecen al terreno de los sueños, y no me desprendo de ellos. Con los años lo que ocurre es que dejan de darse golpes contra la pared".
El artista reconoce que su vida transita "por un momento de razonable felicidad doméstica", lo que, sin embargo, no es "un estado apropiado para el tipo de canciones" que compone, y eso le llevó el pasado año a emprender un viaje en busca de la inspiración.
"Me aproveché de un amigo mío que estaba en una crisis. Nos fuimos a Praga, y de esta forma salió el núcleo de las canciones que más me gustan", explica el cantante, que compartió esa estancia junto al poeta madrileño Benjamín Prado.
"Hicimos ese viaje porque él estaba saliendo de un desamor y aproveché de verlo tan desvalido para robarle la inspiración", cuenta Sabina en otra entrevista que también publica este sábado el periódico La Tercera.
"Creo que por eso me ha salido un disco de desamor, que por cierto siempre son las canciones de amor más tristes. Pero también me he preocupado de abrir las ventanas y dejar que entre un poco de aire", advierte.
Al ser preguntado por los frutos de ese trabajo, Sabina se muestra cauto. "No me declararía satisfecho con el resultado, no ocuparía esa palabra. Pero sí me atrevería a decir que estas canciones no me avergüenzan nada, que siento que estos cuatro años de espera han valido la pena", asegura el cantautor.
Fuente: EFE
"Voy a tener que escribir mis memorias"
“Voy a tener que escribir mis memorias”. Es el modo que encontró la viuda de Jorge Luis Borges, María Kodama, para evitar que se distorsione la obra del escritor. Así lo aseguró en una entrevista que ofreció en Japón, donde se encuentra celebrando hoy los 10 años de la Asociación Borgeana de ese país.
Para Kodama, de 64 años, ese será el único modo de poner fin a “la falta de justicia” con todo lo que se escribe y se ha escrito sobre Borges, y agregó: “Hay gente indignada con la distorsión que se hace con algunas cosas".
La viuda del escritor, hija de un arquitecto japonés que se radicó en Buenos Aires, aseguró en una entrevista con la agencia EFE que, por esa misma razón, ella deberá escribir sus memorias, para hablar de Borges desde “un punto de vista personal y sentimental” y retrucar así a los que escribieron sobre él sin siquiera haberlo conocido.
María Kodama visita estos días Japón por la celebración del décimo aniversario de la Asociación Borgeana de ese país, que reúne a estudiosos y admiradores del genial escritor argentino y Premio Cervantes en 1980. Ella es, precisamente, la heredera testamentaria de sus obras, y también ha sido en numerosas ocasiones el centro de las críticas del presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), Alejandro Vaccaro, y del escritor y ex-secretario de Borges, Roberto Alifano.
Vaccaro dijo recientemente que el matrimonio entre Kodama y Borges, en 1986, no fue legal, ya que el escritor argentino aún no estaba divorciado de su anterior esposa, Elsa Astete Millán. No obstante, Kodama afirmó que desde la muerte de Borges, hace 23 años, aceptó "un destino de haber vivido algo único”. Y explicó: “Uno no se da cuenta mientras lo vive, aunque frente a la codicia y envidia de los otros", subrayó.
www.perfil.com
Para Kodama, de 64 años, ese será el único modo de poner fin a “la falta de justicia” con todo lo que se escribe y se ha escrito sobre Borges, y agregó: “Hay gente indignada con la distorsión que se hace con algunas cosas".
La viuda del escritor, hija de un arquitecto japonés que se radicó en Buenos Aires, aseguró en una entrevista con la agencia EFE que, por esa misma razón, ella deberá escribir sus memorias, para hablar de Borges desde “un punto de vista personal y sentimental” y retrucar así a los que escribieron sobre él sin siquiera haberlo conocido.
María Kodama visita estos días Japón por la celebración del décimo aniversario de la Asociación Borgeana de ese país, que reúne a estudiosos y admiradores del genial escritor argentino y Premio Cervantes en 1980. Ella es, precisamente, la heredera testamentaria de sus obras, y también ha sido en numerosas ocasiones el centro de las críticas del presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), Alejandro Vaccaro, y del escritor y ex-secretario de Borges, Roberto Alifano.
Vaccaro dijo recientemente que el matrimonio entre Kodama y Borges, en 1986, no fue legal, ya que el escritor argentino aún no estaba divorciado de su anterior esposa, Elsa Astete Millán. No obstante, Kodama afirmó que desde la muerte de Borges, hace 23 años, aceptó "un destino de haber vivido algo único”. Y explicó: “Uno no se da cuenta mientras lo vive, aunque frente a la codicia y envidia de los otros", subrayó.
www.perfil.com
viernes, 23 de octubre de 2009
Iluminados y eternos
Astor Piazzolla formó parte junto con Antonio Carlos Jobim de una de las más extraordinarias revoluciones producidas en la música americana en el siglo pasado. Eruditos y populares, entreveraron todo con alegría, genio y astucia, pero sobre todo sin miedos. ¿Cuál sería hoy el público de estos artistas? La flamante Edición crítica: Antología , que recoge piezas de Astor Piazzolla, invita a reflexionar, en tiempos de música globalizada, acerca de la paradójica situación a la que se someten estas obras, de una vigencia artística sin parangón en el Cono Sur.
En primer lugar, ambos arrancan de cuajo el concepto de "pureza", término utilizado en infinidad de debates en diferentes ámbitos y de maneras estériles. Piazzolla y Jobim se animan, o la época los anima, a expandir el lenguaje musical más que a condenarlo a vivir en uno u otro barrio.
La academia y la calle
Piazzolla y Jobim nos recuerdan que la academia tiene una dirección exacta en alguna calle de alguna localidad del mundo, y que entonces habrá que dirigirse a ella a fin de aprender algo sobre la expresión musical. No es una tarea sencilla. Además del deseo íntimo de aprender, son propietarios de espíritus incorregibles a la hora de la invención. No hace falta más que recordar la acusación de "americanizar" la música brasilera que lanzó contra Jobim cierto conservadurismo en ocasión de su encuentro con Sinatra; o rememorar el exilio moral al que fue sometido Piazzolla por parte de una pléyade tanguera ávida de falsos purismos. Cabe recordar, además, que el tango también es una música de fusión, así como la bossa nova. Y que dos obras fundamentales y contemporáneas, como Matita Pere y Libertango, son probada muestra de los alcances del genio musical de estos dos compositores.
Ahora bien, la idea o, mejor dicho, el ejercicio de la resistencia se manifiesta en todas las voces protagonistas de este fenómeno. Por un lado, la resistencia de la tradición a que se incorporen nuevas formas para enriquecerla habla de una lucha sobre la cual el tiempo, siempre, termina dando el último veredicto. El tiempo reduce el reclamo a un rezongo de un abuelo gagá ante la impertinencia de su desmesurado nieto que no atiende razones: el sonido del corazón de ese nieto, más la información del pasado, que posee ya sea por ósmosis cultural o estudio, le dan razones vitales para hacer bochinches sin pedir permiso. Y ese es el sonido de la otra resistencia: la juventud impetuosa que avanza pensando que está fundando el mundo, actitud tan de moda en la Argentina de los últimos veinte años.
Bien, no es ese el caso de Piazzolla ni de Jobim. Por el contrario, sus obras fundan una nueva forma de vincularse con la tradición y la modernidad en pleno siglo XX. Entienden que el mundo va muy rápido, que el jazz lo inunda todo y que los compositores franceses (Ravel, Debussy y Satie) expanden la idea de la improvisación; conocen la Europa entera, se meten con la música contemporánea, la estudian, la investigan y finalmente terminan ubicando en el centro de la escena las formas populares de las cuales son hijos directos: el samba y el tango. Jobim, musicalizando a João Guimarães Rosa, acompañado por Vinicius de Moraes y más tarde por su favorito de la próxima generación, el gran Chico Buarque de Hollanda; Astor, musicalizando a Borges, acompañado por Horacio Ferrer y escribiendo inolvidables arreglos de tangos emblemáticos para textos de Homero Manzi, Homero Expósito o Enrique Santos Discépolo, cantados por intérpretes de la talla de Roberto Goyeneche, José Angel Trelles o Héctor de Rosas. Son gestos que hablan a las claras del compromiso que los unía con la historia escrita a través de canciones de sus respectivos lugares de origen.
Ahora bien, la resistencia que ejercen Piazzolla y Jobim contra un mundo que hace fuerza para que las cosas no se muevan es estética, moral y hasta política. Habla de una comprensión total de la experiencia existencial, donde todo puede ser y suceder, siempre y cuando la resultante termine ejerciendo un poder liberador tanto sobre el hecho lúdico de la invención de la obra para el compositor como para el imaginario del posible escucha.
Parecen ideas nuevas. No lo son. La música y las palabras conllevan desde siempre el delirante espíritu humano, más allá de los chauvinismos de turno y de las falsas puestas en escena de la mercadotecnia musical actual, que intenta hacernos creer que las especificidades no existen en favor de una globalización que anestesia, paraliza y les llena los bolsillos a unos pocos. La música y las palabras son herramientas de expresión y liberación de todo lo que maravilla y oprime. Salud, entonces, por la obra de estos chamanes-artistas que alumbran para siempre América y el mundo.
Por Fito Paéz, para ADN Cultura.
En primer lugar, ambos arrancan de cuajo el concepto de "pureza", término utilizado en infinidad de debates en diferentes ámbitos y de maneras estériles. Piazzolla y Jobim se animan, o la época los anima, a expandir el lenguaje musical más que a condenarlo a vivir en uno u otro barrio.
La academia y la calle
Piazzolla y Jobim nos recuerdan que la academia tiene una dirección exacta en alguna calle de alguna localidad del mundo, y que entonces habrá que dirigirse a ella a fin de aprender algo sobre la expresión musical. No es una tarea sencilla. Además del deseo íntimo de aprender, son propietarios de espíritus incorregibles a la hora de la invención. No hace falta más que recordar la acusación de "americanizar" la música brasilera que lanzó contra Jobim cierto conservadurismo en ocasión de su encuentro con Sinatra; o rememorar el exilio moral al que fue sometido Piazzolla por parte de una pléyade tanguera ávida de falsos purismos. Cabe recordar, además, que el tango también es una música de fusión, así como la bossa nova. Y que dos obras fundamentales y contemporáneas, como Matita Pere y Libertango, son probada muestra de los alcances del genio musical de estos dos compositores.
Ahora bien, la idea o, mejor dicho, el ejercicio de la resistencia se manifiesta en todas las voces protagonistas de este fenómeno. Por un lado, la resistencia de la tradición a que se incorporen nuevas formas para enriquecerla habla de una lucha sobre la cual el tiempo, siempre, termina dando el último veredicto. El tiempo reduce el reclamo a un rezongo de un abuelo gagá ante la impertinencia de su desmesurado nieto que no atiende razones: el sonido del corazón de ese nieto, más la información del pasado, que posee ya sea por ósmosis cultural o estudio, le dan razones vitales para hacer bochinches sin pedir permiso. Y ese es el sonido de la otra resistencia: la juventud impetuosa que avanza pensando que está fundando el mundo, actitud tan de moda en la Argentina de los últimos veinte años.
Bien, no es ese el caso de Piazzolla ni de Jobim. Por el contrario, sus obras fundan una nueva forma de vincularse con la tradición y la modernidad en pleno siglo XX. Entienden que el mundo va muy rápido, que el jazz lo inunda todo y que los compositores franceses (Ravel, Debussy y Satie) expanden la idea de la improvisación; conocen la Europa entera, se meten con la música contemporánea, la estudian, la investigan y finalmente terminan ubicando en el centro de la escena las formas populares de las cuales son hijos directos: el samba y el tango. Jobim, musicalizando a João Guimarães Rosa, acompañado por Vinicius de Moraes y más tarde por su favorito de la próxima generación, el gran Chico Buarque de Hollanda; Astor, musicalizando a Borges, acompañado por Horacio Ferrer y escribiendo inolvidables arreglos de tangos emblemáticos para textos de Homero Manzi, Homero Expósito o Enrique Santos Discépolo, cantados por intérpretes de la talla de Roberto Goyeneche, José Angel Trelles o Héctor de Rosas. Son gestos que hablan a las claras del compromiso que los unía con la historia escrita a través de canciones de sus respectivos lugares de origen.
Ahora bien, la resistencia que ejercen Piazzolla y Jobim contra un mundo que hace fuerza para que las cosas no se muevan es estética, moral y hasta política. Habla de una comprensión total de la experiencia existencial, donde todo puede ser y suceder, siempre y cuando la resultante termine ejerciendo un poder liberador tanto sobre el hecho lúdico de la invención de la obra para el compositor como para el imaginario del posible escucha.
Parecen ideas nuevas. No lo son. La música y las palabras conllevan desde siempre el delirante espíritu humano, más allá de los chauvinismos de turno y de las falsas puestas en escena de la mercadotecnia musical actual, que intenta hacernos creer que las especificidades no existen en favor de una globalización que anestesia, paraliza y les llena los bolsillos a unos pocos. La música y las palabras son herramientas de expresión y liberación de todo lo que maravilla y oprime. Salud, entonces, por la obra de estos chamanes-artistas que alumbran para siempre América y el mundo.
Por Fito Paéz, para ADN Cultura.
Maradona
En "La Venganza" de anteanoche, Alejandro Dolina, ante el mensaje de una oyente, se expidió con vehemencia sobre el Maradonagate. Transcribo:
"Una oyente dice: 'Estimado Dolina, ¿ya no defiende más a Maradona? ¿O acaso ya no hay ningún Sargento Cruz? Vea: Ud. ayudó a alimentar al monstruo que tan bien nos hace quedar ante la prensa mundial.
Cordialmente. Ingrid Hammer'.
Mi respuesta es SÍ. Yo he resuelto -después de un extravío- bancar a Maradona en esto. ¿Sabe por qué? Por personas como usted. La indignación burguesa que sucedió al exabrupto de Maradona fue totalmente patética y asqueante. Un mundo totalmente hipócrita, el mundo de la radio, donde se escucha eso mismo que Diego dijo bajo emoción violenta, pero libreteado (y en la televisión ni hablemos), ese mundo se indignó. Esos tipos se indignaron. Y esa indignación burguesa me hace ponerme inmediatamente en la vereda de enfrente.
Y lo que un tipo dijo, obnubilado por el momento, por la emoción, por su propia historia, y por su propia condición, después fue repetido ad nauseam por todos los noticieros, con subrayados, subtitulados, duplicaciones, ampliaciones y circulación por Internet, por tipos que no estaban ni obnubilados, ni en estado de emoción violenta, ni perturbados por ninguna cosa, sino que lo planearon diecinueve mil veces. Esos tipos ahora se ponen en la superioridad moral de preguntarme a mí si lo defiendo a Maradona. Bueno, sí, lo defiendo. Si es contra ustedes, lo defiendo. Lo defiendo totalmente.
Y eso de "que tan bien nos hace quedar ante la prensa mundial"... ¡Cipayos provincianos que quieren quedar bien con sus supuestos amos europeos! ¡Yo no tengo ningún interés en quedar bien ante la prensa mundial! ¡No es ésa nuestra obligación! ¿Qué tenemos que quedar bien ante nadie? ¿Ante quiénes? ¿Ante gobiernos que aniquilan a sus enemigos? ¿Ante quién tenemos que quedar bien? ¿Dónde esta la Fiscalía del Universo? ¿Dónde está la reserva moral de la Humanidad? ¿En Estados Unidos? ¿En Europa? ¡Déjeme que me muera de risa, Ingrid Hammer!
Y otra cosa: muchas veces, pero muchas, en los medios se dicen cosas muy interesantes. Yo he escuchado casi revelaciones, a veces, dichas por tipos a los que yo admiro mucho. A veces son intelectuales, como, no sé, el finado Casullo, o Dubati, o José Pablo Feinmann, tipos que realmente tienen un pensamiento interesante. Otras veces son artistas, o incluso locutores, del calibre de Larrea, o de Carrizo, tipos que por ahí dicen cosas que te hacen decir "pero mirá que bien pensó éste". Bueno, a esos NUNCA, nunca los vi duplicados en los noticieros, con subtitulados y subrayados. No los vi nunca porque a esta gente no le interesa el pensamiento ni la inteligencia, le interesa la BASURA. Y entonces Maradona dice esto y ellos lo repiten ciento diez mil veces. Eso es un asco.
Así que ¿a qué jugamos? ¿Qué es esto? ¿Qué es esto de indignarse, de enojarse y de sorprenderse? Lo dice un Senador de la Nación, y es un piola. Lo dice Maradona, y aparece todo el racismo, todo el desprecio por los pobres, aparecen los de siempre, los muchachos de siempre, a indignarse: ¡oh, la cultura! ¡Nuestro embajador! ¿Qué embajador? Es Diego Maradona, viejo. Los que tienen que ser cultos son ustedes, no él. Él tiene que dirigir la Selección de Fútbol, y si lo eligieron a él, bueno, es ése, y no Pancho Ibáñez.
Así que sí, lo defiendo a Maradona. Ante usted lo voy a defender siempre".
"Una oyente dice: 'Estimado Dolina, ¿ya no defiende más a Maradona? ¿O acaso ya no hay ningún Sargento Cruz? Vea: Ud. ayudó a alimentar al monstruo que tan bien nos hace quedar ante la prensa mundial.
Cordialmente. Ingrid Hammer'.
Mi respuesta es SÍ. Yo he resuelto -después de un extravío- bancar a Maradona en esto. ¿Sabe por qué? Por personas como usted. La indignación burguesa que sucedió al exabrupto de Maradona fue totalmente patética y asqueante. Un mundo totalmente hipócrita, el mundo de la radio, donde se escucha eso mismo que Diego dijo bajo emoción violenta, pero libreteado (y en la televisión ni hablemos), ese mundo se indignó. Esos tipos se indignaron. Y esa indignación burguesa me hace ponerme inmediatamente en la vereda de enfrente.
Y lo que un tipo dijo, obnubilado por el momento, por la emoción, por su propia historia, y por su propia condición, después fue repetido ad nauseam por todos los noticieros, con subrayados, subtitulados, duplicaciones, ampliaciones y circulación por Internet, por tipos que no estaban ni obnubilados, ni en estado de emoción violenta, ni perturbados por ninguna cosa, sino que lo planearon diecinueve mil veces. Esos tipos ahora se ponen en la superioridad moral de preguntarme a mí si lo defiendo a Maradona. Bueno, sí, lo defiendo. Si es contra ustedes, lo defiendo. Lo defiendo totalmente.
Y eso de "que tan bien nos hace quedar ante la prensa mundial"... ¡Cipayos provincianos que quieren quedar bien con sus supuestos amos europeos! ¡Yo no tengo ningún interés en quedar bien ante la prensa mundial! ¡No es ésa nuestra obligación! ¿Qué tenemos que quedar bien ante nadie? ¿Ante quiénes? ¿Ante gobiernos que aniquilan a sus enemigos? ¿Ante quién tenemos que quedar bien? ¿Dónde esta la Fiscalía del Universo? ¿Dónde está la reserva moral de la Humanidad? ¿En Estados Unidos? ¿En Europa? ¡Déjeme que me muera de risa, Ingrid Hammer!
Y otra cosa: muchas veces, pero muchas, en los medios se dicen cosas muy interesantes. Yo he escuchado casi revelaciones, a veces, dichas por tipos a los que yo admiro mucho. A veces son intelectuales, como, no sé, el finado Casullo, o Dubati, o José Pablo Feinmann, tipos que realmente tienen un pensamiento interesante. Otras veces son artistas, o incluso locutores, del calibre de Larrea, o de Carrizo, tipos que por ahí dicen cosas que te hacen decir "pero mirá que bien pensó éste". Bueno, a esos NUNCA, nunca los vi duplicados en los noticieros, con subtitulados y subrayados. No los vi nunca porque a esta gente no le interesa el pensamiento ni la inteligencia, le interesa la BASURA. Y entonces Maradona dice esto y ellos lo repiten ciento diez mil veces. Eso es un asco.
Así que ¿a qué jugamos? ¿Qué es esto? ¿Qué es esto de indignarse, de enojarse y de sorprenderse? Lo dice un Senador de la Nación, y es un piola. Lo dice Maradona, y aparece todo el racismo, todo el desprecio por los pobres, aparecen los de siempre, los muchachos de siempre, a indignarse: ¡oh, la cultura! ¡Nuestro embajador! ¿Qué embajador? Es Diego Maradona, viejo. Los que tienen que ser cultos son ustedes, no él. Él tiene que dirigir la Selección de Fútbol, y si lo eligieron a él, bueno, es ése, y no Pancho Ibáñez.
Así que sí, lo defiendo a Maradona. Ante usted lo voy a defender siempre".
jueves, 22 de octubre de 2009
Me casé con Wikipedia
A estas alturas, todos nosotros, cuando trabajamos y tenemos necesidad de controlar un nombre o una fecha, consultamos Wikipedia en Internet. Recuerdo que Wikipedia es una enciclopedia on-line cuyos usuarios la escriben y reescriben continuamente. Es decir, que si ustedes buscan la entrada, qué se yo, “Napoleón”, y ven que una noticia resulta incompleta o es incorrecta, pueden registrarse, corregirla, y la entrada se salva así, con sus integraciones.
Naturalmente, esto permitiría a los malintencionados o a los locos difundir noticias falsas, pero la garantía debería darla precisamente el hecho de que el control lo realizan millones de usuarios. Si un malintencionado va a corregir que Napoleón no murió en Santa Elena sino en Santo Domingo, de repente millones de bienintencionados deberían intervenir para corregir la corrección ilícita (y además creo que, tras algunas acciones legales de personas que se habían visto calumniadas por desconocidos, existe una especie de redacción que ejerce algún control, por lo menos, sobre el tipo de correcciones que se presentan como claramente difamatorias). En ese sentido, Wikipedia sería un buen ejemplo de lo que Charles Sanders Peirce denominaba la Comunidad (científica), la cual por una especie de feliz homeostasis borra los errores y da legitimidad a los nuevos descubrimientos llevando hacia delante, como decía él, la antorcha de la verdad.
Si es posible que este control colectivo funcione con Napoleón, ¿podrá funcionar con un John Smith cualquiera? Pongamos el ejemplo de una persona un poco más conocida que John Smith y menos que Napoleón, es decir, quien escribe. Al principio, intervine para corregir la entrada que me concernía porque indicaba fechas equivocadas o noticias falsas (por ejemplo, decía que era el primero de trece hermanos, mientras que la noticia debía referirse a mi padre). Luego dejé de hacerlo, porque cada vez que por curiosidad volvía a ver mi entrada, encontraba nuevas amenidades introducidas por quién sabe quién. Ahora algunos amigos me han advertido de que la Wikipedia dice que me he casado con la hija de mi editor Valentino Bompiani. La noticia no es en absoluto difamatoria, pero por si acaso lo resultara para mis queridas amigas Ginevra y Emanuela, he intervenido para eliminarla.
Entonces, ¿hasta qué punto nos podemos fiar de Wikipedia? Digo enseguida que yo me fío porque la uso con la técnica del estudioso de profesión: consulto Wikipedia sobre un determinado argumento y luego voy a comparar con otras dos o tres páginas web: si la noticia aparece tres veces, hay buenas probabilidades de que sea verdadera (aunque hay que prestar atención a que los sitios que consulto no sean parásitos de Wikipedia, y repitan su error). Otra forma es consultar la entrada en por lo menos dos lenguas.
Claro, que yo he puesto el ejemplo de un estudioso que ha aprendido un poco cómo se trabaja cotejando las fuentes entre sí. ¿Y los demás? ¿los que se fían? ¿los niños que acuden a Wikipedia para hacer los deberes del colegio?
Nótese que el problema es válido también para cualquier otro sitio web, de modo que desde hace bastante tiempo, yo aconsejo realizar, también a grupos de jóvenes, un centro de monitorización de Internet, con un comité formado por expertos seguros, tema por tema, de forma que las páginas sean reseñadas (o en línea o con un publicación impresa) y juzgadas por lo que concierne a su credibilidad e integridad. Pero pongamos inmediatamente un ejemplo, y no busquemos el nombre de un personaje histórico como Napoleón (para el que Google me da 2.190.000 sitios), sino el de un joven escritor que es famoso desde hace un año, y es decir, desde que ganó el premio Strega 2008, Paolo Giordano, autor de La soledad de los números primos. Las páginas son 522 mil. ¿Cómo es posible verificarlas a todas?
Una solución sería controlar únicamente los sitios concernientes a un autor sobre el que los estudiantes buscasen informaciones a menudo. Pero si tomamos a Peirce, que he citado más arriba, las páginas que lo toman en consideración son 734 mil.
He aquí un buen problema que, por ahora, todavía no tiene solución.
Por Umberto Eco.
Fuente: www.perfil.com
miércoles, 21 de octubre de 2009
Medios y comunicación
Las expresiones respecto de los periodistas del director técnico del seleccionado de fútbol argentino tras la conquista de la cuarta y última plaza sudamericana para clasificarse al Mundial de Sudáfrica 2010 han convulsionado al ambiente mediático y eclipsado en los últimos días otros tópicos trabajados hasta la saturación por los medios de comunicación opositores al Gobierno, aunque no les falta razón a aquellos que creen ver aquí también otro capítulo de la misma disputa política.
Dieguito no se ha caracterizado a lo largo de su extensa vida pública por hacer declaraciones políticamente correctas, mucho menos luego de abandonar el deporte que sin dudas no sería el mismo sin su aporte de genialidad inigualable. Es que El Diego es El Diego por lo que nos regaló a los futboleros en el verde césped. Lo de afuera (las declaraciones, las contradicciones, los despelotes de su vida) agiganta el mito, pero nada sería igual sin los caños, sin las rabonas, sin las apiladas, sin esa zurda mágica, que no me las contaron, que no las vi por TV o en viejos videos, que tuve la suerte de verlas en la cancha y con mi camiseta de toda la vida en su pecho: es, ni más ni menos, el más grande jugador de fútbol del que fuimos contemporáneos.
Ahora que disparó contra los periodistas algunos parecen haber descubierto el agua tibia: no se ubica en su nuevo rol de DT de la Selección. ¡Chocolate por la noticia! ¿O las declaraciones con las que promovió la salida confusa de Riquelme de la Selección fueron apropiadas para su rol, o la botoneada con que hizo callar a Pipo Gorosito por bancar a Román sí lo fue? Pero claro, como el 10 de Boca es un tipo antipático para la prensa, entre otras cosas porque no da notas exclusivas a los periodistas –salvo cuando decide renunciar al seleccionado nacional–, todos miraron para otro lado. Los que viven de decirle todo que sí a Diegote, por supuesto, y los que no también.
Pero ahora Maradona se metió con la corporación periodística y eso no se perdona y seguramente no se olvidará. Esos seres extraordinarios, que a diferencia de los políticos, deportistas, dirigentes sociales y las masas, logran dejar de lado sus pasiones, sus intereses materiales y ejercen la objetividad con la que reflejan la realidad tal cual es...
Lo peor de esta disputa es que todos tienen razón: el periodismo –¿deportivo?– es en promedio tan pobre como las actuaciones del equipo dirigido por Maradona. Pero eso parece ya no importar. Ahora lo importante es el papelón internacional por las declaraciones groseras. ¿Cómo queda la imagen del país en los medios de todo el mundo? ¿Qué espera la FIFA –con perdón de la palabra– para sancionar a este maleducado? Y Grondona, en lugar de hacer acuerdos con el Gobierno, ¿por qué no se ocupa de poner en caja a este villero que pese a haber ganado mucho dinero, nunca aprendió a comportarse como gente bien?
Maradona deberá aprender la lección mediática: del Papa para abajo se puede meter con cualquiera, pero con los periodistas no, ni mucho menos con los dineros de las empresas periodísticas. ¿Qué es eso de sacarse una foto con la Presidenta al estatizarse la televisación del fútbol?
Con el encumbrado columnista de La Nación Carlos Pagni pasó algo similar, pero en el sentido contrario. La difusión de una cámara sorpresa por parte de un programa emitido por Canal 7 en la que el periodista presuntamente acordaba una operación de prensa fue motivo de todo tipo de consideraciones respecto de la validez periodística de ese tipo de materiales, del lugar del medio público que debería abstenerse de realizar ese tipo de operaciones, de lo que sin dudas constituye un nuevo ataque del Gobierno contra la prensa independiente.
Nada se ha dicho, casi se ha silenciado explícitamente la noticia desde los grandes y más influyentes medios de comunicación. La utilización de la información y la opinión para provocar consecuencias económicas, empresariales y políticas, no parece ser motivo de preocupación para una prensa siempre dispuesta a sobreactuar la indignación que produce la corrupción pública.
La discusión de la cámara sorpresa es un debate interesantísimo a la luz de eso que solía llamarse ética periodística. Pero no porque esta vez el sorprendido fue un periodista destacado de un medio importante, sino por la deslealtad que supone para el ocasional e involuntario entrevistado. ¿El método es aceptable cuando se trata de un sacerdote, un intendente o un inspector municipal, pero es execrable si se trata de un periodista?
Mientras tanto, y a la espera de que la Justicia se expida sobre este caso particular, no estaría demás que se produjera una reflexión pública, desde las facultades y carreras de periodismo, desde las asociaciones gremiales y foros de periodistas y desde los propios medios de comunicación, respecto de estas cuestiones.
¿El árbol formal de la filmación anónima puede tapar el bosque de la corrupción –lamentablemente– bastante generalizada de la profesión? ¿Alguien cree honestamente que los periodistas se bañan en agua bendita? ¿El periodista/empresario no es una degeneración del primero de los términos? ¿Se puede seguir utilizando el doble estándar para fijar posición editorial sin por ello dañar la credibilidad de los medios de comunicación? ¿En aras de conservar el salario un periodista debe abandonar sus más profundas convicciones? ¿Qué cosa estamos haciendo mal en la formación de los periodistas –me hago cargo de la parte que nos toca en la universidad pública– para que éstos y otros interrogantes incómodos por ahora no encuentren respuestas?
Casi con la misma unanimidad con que la corporación mediática le cayó a Maradona, lo protegió a Pagni. Entre otras cosas, para esto debe servir la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, para escuchar toda la polifonía de voces y para que los periodistas profesionales –no sólo sus patrones– también puedan gozar de la libertad de expresión.
Por Gustavo Bulla, para Página 12.
Docente de Políticas de Comunicación UBA/UNLZ.
Dieguito no se ha caracterizado a lo largo de su extensa vida pública por hacer declaraciones políticamente correctas, mucho menos luego de abandonar el deporte que sin dudas no sería el mismo sin su aporte de genialidad inigualable. Es que El Diego es El Diego por lo que nos regaló a los futboleros en el verde césped. Lo de afuera (las declaraciones, las contradicciones, los despelotes de su vida) agiganta el mito, pero nada sería igual sin los caños, sin las rabonas, sin las apiladas, sin esa zurda mágica, que no me las contaron, que no las vi por TV o en viejos videos, que tuve la suerte de verlas en la cancha y con mi camiseta de toda la vida en su pecho: es, ni más ni menos, el más grande jugador de fútbol del que fuimos contemporáneos.
Ahora que disparó contra los periodistas algunos parecen haber descubierto el agua tibia: no se ubica en su nuevo rol de DT de la Selección. ¡Chocolate por la noticia! ¿O las declaraciones con las que promovió la salida confusa de Riquelme de la Selección fueron apropiadas para su rol, o la botoneada con que hizo callar a Pipo Gorosito por bancar a Román sí lo fue? Pero claro, como el 10 de Boca es un tipo antipático para la prensa, entre otras cosas porque no da notas exclusivas a los periodistas –salvo cuando decide renunciar al seleccionado nacional–, todos miraron para otro lado. Los que viven de decirle todo que sí a Diegote, por supuesto, y los que no también.
Pero ahora Maradona se metió con la corporación periodística y eso no se perdona y seguramente no se olvidará. Esos seres extraordinarios, que a diferencia de los políticos, deportistas, dirigentes sociales y las masas, logran dejar de lado sus pasiones, sus intereses materiales y ejercen la objetividad con la que reflejan la realidad tal cual es...
Lo peor de esta disputa es que todos tienen razón: el periodismo –¿deportivo?– es en promedio tan pobre como las actuaciones del equipo dirigido por Maradona. Pero eso parece ya no importar. Ahora lo importante es el papelón internacional por las declaraciones groseras. ¿Cómo queda la imagen del país en los medios de todo el mundo? ¿Qué espera la FIFA –con perdón de la palabra– para sancionar a este maleducado? Y Grondona, en lugar de hacer acuerdos con el Gobierno, ¿por qué no se ocupa de poner en caja a este villero que pese a haber ganado mucho dinero, nunca aprendió a comportarse como gente bien?
Maradona deberá aprender la lección mediática: del Papa para abajo se puede meter con cualquiera, pero con los periodistas no, ni mucho menos con los dineros de las empresas periodísticas. ¿Qué es eso de sacarse una foto con la Presidenta al estatizarse la televisación del fútbol?
Con el encumbrado columnista de La Nación Carlos Pagni pasó algo similar, pero en el sentido contrario. La difusión de una cámara sorpresa por parte de un programa emitido por Canal 7 en la que el periodista presuntamente acordaba una operación de prensa fue motivo de todo tipo de consideraciones respecto de la validez periodística de ese tipo de materiales, del lugar del medio público que debería abstenerse de realizar ese tipo de operaciones, de lo que sin dudas constituye un nuevo ataque del Gobierno contra la prensa independiente.
Nada se ha dicho, casi se ha silenciado explícitamente la noticia desde los grandes y más influyentes medios de comunicación. La utilización de la información y la opinión para provocar consecuencias económicas, empresariales y políticas, no parece ser motivo de preocupación para una prensa siempre dispuesta a sobreactuar la indignación que produce la corrupción pública.
La discusión de la cámara sorpresa es un debate interesantísimo a la luz de eso que solía llamarse ética periodística. Pero no porque esta vez el sorprendido fue un periodista destacado de un medio importante, sino por la deslealtad que supone para el ocasional e involuntario entrevistado. ¿El método es aceptable cuando se trata de un sacerdote, un intendente o un inspector municipal, pero es execrable si se trata de un periodista?
Mientras tanto, y a la espera de que la Justicia se expida sobre este caso particular, no estaría demás que se produjera una reflexión pública, desde las facultades y carreras de periodismo, desde las asociaciones gremiales y foros de periodistas y desde los propios medios de comunicación, respecto de estas cuestiones.
¿El árbol formal de la filmación anónima puede tapar el bosque de la corrupción –lamentablemente– bastante generalizada de la profesión? ¿Alguien cree honestamente que los periodistas se bañan en agua bendita? ¿El periodista/empresario no es una degeneración del primero de los términos? ¿Se puede seguir utilizando el doble estándar para fijar posición editorial sin por ello dañar la credibilidad de los medios de comunicación? ¿En aras de conservar el salario un periodista debe abandonar sus más profundas convicciones? ¿Qué cosa estamos haciendo mal en la formación de los periodistas –me hago cargo de la parte que nos toca en la universidad pública– para que éstos y otros interrogantes incómodos por ahora no encuentren respuestas?
Casi con la misma unanimidad con que la corporación mediática le cayó a Maradona, lo protegió a Pagni. Entre otras cosas, para esto debe servir la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, para escuchar toda la polifonía de voces y para que los periodistas profesionales –no sólo sus patrones– también puedan gozar de la libertad de expresión.
Por Gustavo Bulla, para Página 12.
Docente de Políticas de Comunicación UBA/UNLZ.
viernes, 16 de octubre de 2009
Día de la madre
Este próximo domingo 18 es el día de la Madre. recordé esta maravilla de Facundo Cabral, hablando de Sara su madre, hace ya un tiempo; a la cual él eligió como madre, por la misma razón por la que Dios la había eligido como hija.
"Sara fue la puerta por la que entré al mundo, la mejor puerta porque fue la mujer más importante que conocí, dueña de sí misma y, por lo tanto, con mucho amor para darlo a los demás. Ella para traerme al mundo, obviamente, no me consultó. Al transcurrir los años y ver qué clase de mujer tan maravillosa me había tocado como madre, un día le puse un telegrama y le dije: “La primera vez lo decidiste vos sin consultarme. Ahora, soy yo el que decido que sigas siendo mi madre”. Por ello, yo siempre digo que Sara fue mi madre dos veces. Una vez por decisión de ella y otra por gusto mío".
Bernabé Tolosa
"Sara fue la puerta por la que entré al mundo, la mejor puerta porque fue la mujer más importante que conocí, dueña de sí misma y, por lo tanto, con mucho amor para darlo a los demás. Ella para traerme al mundo, obviamente, no me consultó. Al transcurrir los años y ver qué clase de mujer tan maravillosa me había tocado como madre, un día le puse un telegrama y le dije: “La primera vez lo decidiste vos sin consultarme. Ahora, soy yo el que decido que sigas siendo mi madre”. Por ello, yo siempre digo que Sara fue mi madre dos veces. Una vez por decisión de ella y otra por gusto mío".
Bernabé Tolosa
miércoles, 14 de octubre de 2009
El cuco del periodismo digital
Cameron Lynne bufó como todo director que se precie y, con la mirada fija en su periodista estrella, le explicó por qué le reasignaba su investigación a una insignificante redactora de web: “Es ambiciosa, tiene datos, escribe hasta cuatro notas por día y es barata. Vos hace un mes que no traés ni un miserable artículo”. Tirado en el sillón de cuero que arropa a las figuras de turno en los despachos de los grandes diarios, Al McCaffrey se dejó humillar por la directora del Washington Globe mientras ignoraba con esmero a Della Frye, la redactora de internet sentada a su lado. En el film Los secretos de poder (del director escocés Kevin Macdonald), una escena y tres actores con un escueto guión sintetizaron el debate que los grandes medios están esquivando hace una década.
No me refiero al naif terror a que los diarios en papel desaparezcan sino a cómo integrar a la profesión y a los periodistas, diseñadores, correctores, pasantes, ilustradores, infógrafos y fotógrafos a las nuevas redacciones digitales que, guste o no, van ganando espacio en la preferencia de los lectores de diarios.
La convivencia forzada entre la realidad virtual y la del papel dejaron a las redacciones varadas en el limbo y con un ticket sin retorno a un futuro amorfo. En la película, el desaliñado McCaffrey (Russell Crowe) ningunea y ridiculiza a la joven redactora web hasta que advierte que puede usar el diario digital para tirar una primicia. Más tarde descubrirá también que la chica no es boba, piensa, tiene ganas de aprender, posee fuentes, escribe bien y, además, es barata para la empresa.
Lo mismo ocurre fuera de la pantalla. Las redacciones digitales –el desván de las grandes redacciones, donde son agolpadas un puñado de PC con gente– suelen ser vistas como el mal necesario que llegó de la mano de la expansión de las nuevas economías y tecnologías. Los periodistas que allí son arrumbados perciben de verdad otro sueldo (menor, claro) al de “los otros” y los desarrolladores y diseñadores web son vistos como altos freaks alienados de la Tierra.
Mientras esto sucede y escasean las ideas para legislar sobre las condiciones y derechos de este nuevo estrato dentro del periodismo, el avance digital no se detiene. En lo que va del año, la venta de diarios de papel cayó en España (El Mundo y El País, un 9%); Gran Bretaña (Daily Telegraph, un 5,6%), y los Estados Unidos (The New York Times, un 3,5%) y la lectura de diarios digitales subió en forma proporcional.
La Newspaper Association of America (NAA) difundió que, en ese país, las ediciones digitales superaron los 7,3 millones de usuarios únicos por mes en 2009, casi el 45% de la población. Claro que allí las empresas, los publicistas y directores de campañas van entendiendo la dinámica: el público con poder adquisitivo para comprar un diario de papel hoy enciende primero su computadora y ahí hay que invertir (entre 2007 y 2008, la lectura digital de periódicos creció un 32 por ciento). Aquí, en cambio, no hay negocio posible si la publicidad no queda impresa en el papel: un aviso a página entera tiene el mismo valor que varios banners (espacios de publicidad digitales) juntos.
La desigualdad tiene una amarra en la desinformación. Un alto porcentaje de público no sabe diferenciar si el diario digital genera información propia o es un simple reproductor del diario de papel. En las últimas elecciones legislativas de la Argentina, por ejemplo, sólo un candidato (radical) organizó charlas off the record con periodistas digitales.
Puertas adentro, entre los periodistas también hay desconcierto. En el film, a McCaffrey le da bronca que Frye no use birome y tenga un iPhone como anotador. A cada rato, ella tiene que demostrar que eso no afecta su capacidad para generar información. Los prejuicios laten agazapados en todos los rincones de la película y de la realidad. Los periodistas digitales se babean por ver sus nombres en los tabloides y los de papel, si bien miran a la web como un medio menor, reclaman que sus artículos aparezcan en el primer scroll de la pantalla. En la película, Frye no dice que comparte su escritorio, ni que el trabajo en un diario digital está lejos del ideal de reportero en búsqueda de su propio Watergate. Pero es así. Los periodistas digitales no tienen las mismas posibilidades que “los otros” y eso repercute directamente en la falta de excelencia en el trabajo: buscar, investigar y escribir una noticia. Algo que, por otra parte, ya viene sucediendo desde hace años en el papel con los recortes y ajustes de presupuesto.
En el Primer Foro de Periodismo Digital de Rosario, el periodista y ex director de la Maestría de Periodismo de la UBA Washington Uranga dejó varias preguntas abiertas que atañen a esta discusión y exigió un análisis particular sobre “el proceso de precarización de las condiciones laborales de los periodistas, en particular aquellos que participan en medios digitales”. También recordó que el periodismo es una profesión en la que se inscriben personas dedicadas “por formación, experiencia y por vocación, a servir de nexos para actores diferentes de la sociedad”, diferenciando así el derecho de cualquier ciudadano a escribir (por ejemplo, en un blog). El periodismo digital, su protagonismo y sus desavenencias, ya forma parte de la ficción con la que Hollywood procesa la realidad. Mientras tanto, nosotros vivimos día a día en ese cambio sin preguntarnos qué vamos a hacer.
Por N. Sturgeon, para www.criticadigital.com
No me refiero al naif terror a que los diarios en papel desaparezcan sino a cómo integrar a la profesión y a los periodistas, diseñadores, correctores, pasantes, ilustradores, infógrafos y fotógrafos a las nuevas redacciones digitales que, guste o no, van ganando espacio en la preferencia de los lectores de diarios.
La convivencia forzada entre la realidad virtual y la del papel dejaron a las redacciones varadas en el limbo y con un ticket sin retorno a un futuro amorfo. En la película, el desaliñado McCaffrey (Russell Crowe) ningunea y ridiculiza a la joven redactora web hasta que advierte que puede usar el diario digital para tirar una primicia. Más tarde descubrirá también que la chica no es boba, piensa, tiene ganas de aprender, posee fuentes, escribe bien y, además, es barata para la empresa.
Lo mismo ocurre fuera de la pantalla. Las redacciones digitales –el desván de las grandes redacciones, donde son agolpadas un puñado de PC con gente– suelen ser vistas como el mal necesario que llegó de la mano de la expansión de las nuevas economías y tecnologías. Los periodistas que allí son arrumbados perciben de verdad otro sueldo (menor, claro) al de “los otros” y los desarrolladores y diseñadores web son vistos como altos freaks alienados de la Tierra.
Mientras esto sucede y escasean las ideas para legislar sobre las condiciones y derechos de este nuevo estrato dentro del periodismo, el avance digital no se detiene. En lo que va del año, la venta de diarios de papel cayó en España (El Mundo y El País, un 9%); Gran Bretaña (Daily Telegraph, un 5,6%), y los Estados Unidos (The New York Times, un 3,5%) y la lectura de diarios digitales subió en forma proporcional.
La Newspaper Association of America (NAA) difundió que, en ese país, las ediciones digitales superaron los 7,3 millones de usuarios únicos por mes en 2009, casi el 45% de la población. Claro que allí las empresas, los publicistas y directores de campañas van entendiendo la dinámica: el público con poder adquisitivo para comprar un diario de papel hoy enciende primero su computadora y ahí hay que invertir (entre 2007 y 2008, la lectura digital de periódicos creció un 32 por ciento). Aquí, en cambio, no hay negocio posible si la publicidad no queda impresa en el papel: un aviso a página entera tiene el mismo valor que varios banners (espacios de publicidad digitales) juntos.
La desigualdad tiene una amarra en la desinformación. Un alto porcentaje de público no sabe diferenciar si el diario digital genera información propia o es un simple reproductor del diario de papel. En las últimas elecciones legislativas de la Argentina, por ejemplo, sólo un candidato (radical) organizó charlas off the record con periodistas digitales.
Puertas adentro, entre los periodistas también hay desconcierto. En el film, a McCaffrey le da bronca que Frye no use birome y tenga un iPhone como anotador. A cada rato, ella tiene que demostrar que eso no afecta su capacidad para generar información. Los prejuicios laten agazapados en todos los rincones de la película y de la realidad. Los periodistas digitales se babean por ver sus nombres en los tabloides y los de papel, si bien miran a la web como un medio menor, reclaman que sus artículos aparezcan en el primer scroll de la pantalla. En la película, Frye no dice que comparte su escritorio, ni que el trabajo en un diario digital está lejos del ideal de reportero en búsqueda de su propio Watergate. Pero es así. Los periodistas digitales no tienen las mismas posibilidades que “los otros” y eso repercute directamente en la falta de excelencia en el trabajo: buscar, investigar y escribir una noticia. Algo que, por otra parte, ya viene sucediendo desde hace años en el papel con los recortes y ajustes de presupuesto.
En el Primer Foro de Periodismo Digital de Rosario, el periodista y ex director de la Maestría de Periodismo de la UBA Washington Uranga dejó varias preguntas abiertas que atañen a esta discusión y exigió un análisis particular sobre “el proceso de precarización de las condiciones laborales de los periodistas, en particular aquellos que participan en medios digitales”. También recordó que el periodismo es una profesión en la que se inscriben personas dedicadas “por formación, experiencia y por vocación, a servir de nexos para actores diferentes de la sociedad”, diferenciando así el derecho de cualquier ciudadano a escribir (por ejemplo, en un blog). El periodismo digital, su protagonismo y sus desavenencias, ya forma parte de la ficción con la que Hollywood procesa la realidad. Mientras tanto, nosotros vivimos día a día en ese cambio sin preguntarnos qué vamos a hacer.
Por N. Sturgeon, para www.criticadigital.com
lunes, 12 de octubre de 2009
La Obamamanía
Desde que llegó a la política, Barack Obama no pasó desapercibido. Impactó durante la campaña para las elecciones de 2004 durante la convención demócrata en las que el candidato era John Kerry. Llamó la atención en su país y el mundo una vez que decidió competir en las internas de su partido, sin importarle tener como contrincante a una de las candidatas más firmes, Hillary Clinton. Volvió a sorprender al mundo al convertirse en el primer afro americano en ocupar el salón oval.
Sus discursos en los que apeló constantemente al cambio, a la unidad de su país, a trabajar por un mundo mejor, destacando la necesidad de luchar contra el cambio climático hicieron de este hombre un líder.
Obama no solo llegó a revolucionar las redes sociales en Internet ejerciendo una nueva manera de hacer campaña política sino que se convirtió en el hombre que con sus palabras buscó rescatar los valores que tanto promociona Estados Unidos.
Después de ocho años de guerras y violaciones a las libertades civiles en su país, y de los derechos humanos en distintas partes del planeta, Obama se convirtió en el mejor embajador de su nación. Entendió incluso que la política llevada adelante por la administración Bush podía hacer del mundo un lugar aun más peligroso para vivir, y no solo por la invasión a Irak. En dos oportunidades, ante un público mayoritariamente musulmán, Barack Obama tuvo que aclarar que su país no estaba en guerra contra el Islam.
En medio de la lucha por sacar a Estados Unidos de una de la peores crisis económicas de las últimas décadas buscó recomponer las relaciones con los iraníes, los rusos, y se mostró más cercano a los gobiernos latinoamericanos.
Terminó con el escudo antimisiles que su predecesor estaba empecinado en colocar en las fronteras de Rusia y llevó adelante junto con Moscú el diálogo para sacar de las espaldas del planeta la mayor cantidad de bombas atómicas posibles.
En poco tiempo Barack Obama prometió muchas cosas, y muchas más se las colocaron en la mochila sus admiradores en todo el planeta. Este presidente que deslumbró a millones de personas en todo el mundo se convirtió en un líder indiscutido.
Pero más allá de sus logros personales, ¿su brillo está ligado a sus políticas o a la diplomacia del contraste? Los efectos generados por George W. Bush a nivel global fueron tan negativos que el solo hecho de prometer no seguir violando los derechos humanos por medio de cárceles como la de Guantánamo y tantas otras secretas en distintas partes del mundo colocaron a este presidente en otro nivel. Esto no descalifica sus logros, ¿pero cuántos de sus discursos son solo promesas?
La realidad es que Estados Unidos enviará miles de soldados más a Afganistán y no está claro si podrá cumplir su retirada de Irak. La mano tendida a los iraníes, paso a convertirse en un ultimátum. El derrocamiento del presidente Manuel Zelaya de Honduras (que ya lleva más de 100 días) no fue catalogado por el gobierno de Obama como “golpe” e incluso se sigue señalando a Zelaya, como el responsable.
¿Cuanto puede realmente cambiar las políticas de un imperio un solo hombre? Más allá de sus discursos, sus actos cotidianos de gobierno lo acercan cada vez más, en muchos aspectos, a la política desarrollada por otros presidentes que lo antecedieron.
La fórmula Obama: Muchos discursos + muchas promesas + un gran carisma = Premio Nobel de la paz.
Por Andrés Repetto, para www.elobservadorgobal.com.ar
viernes, 9 de octubre de 2009
La mayoría de los adultos mayores vota aún sin tener obligación de hacerlo
Un estudio sobre participación ciudadana de los marplatenses revela que el 64,9% de los encuestados desea seguir ejerciendo su derecho a sufragar en las urnas. Entre otros datos, mientras los más jóvenes se identifican con la televisión, los mayores de 64 años se informan principalmente a través de diarios y radios.
-Un Informe sobre Participación Ciudadana desarrollado por la Consultora Ayala días previos a las últimas elecciones partidarias, revela que el segmento que abarca a los mayores de 64 años se informa principalmente a través de periódicos y diarios (42.9%) y radios (31,3%), por encima de la televisión (25,7%), a diferencia de lo que ocurre en segmentos más jóvenes (casi la mitad, con el 49,3%, se informa a través de la tv).
-El 80% de los mayores de 64 años encuestados se informa a través del papel y el 6,7%lo hace mediante Internet. En el segmento de los más jóvenes (de 18 a 29 años) el índice de lectores que utilizan los sitios web como canales de información asciende al 21,4%.
-Con relación a los medios gráficos, el 60% de los adultos mayores encuestados considera que tienen credibilidad media, un 20% asegura que confían plenamente en la prensa y un 6,7% admite que el nivel de confianza hacia los medios es bajo. Mientras tanto, un total de 13,3% plantea que la credibilidad depende según el diario.
-El 75,7% de las personas mayores cree que el ciudadano tiene herramientas en democracia para modificar su realidad social y política.
-La investigación revela que el 73% de los adultos mayores encuestados no miraba el programa de Marcelo Tinelli los días previos a las elecciones.
- Mientras que en esa franja etaria conformada por mayores de 64 años se observa que el 48,6% se encuentra muy interesado en la realidad sociopolítica que se vive en el país, sólo el 22,8% de los jóvenes de entre 18 a 29 años se muestra francamente comprometido con lo que sucede en Argentina.
-El 64,9% de los encuestados de más edad manifestó su deseo de continuar participando activamente en el acto electoral aunque no tenga la obligación de hacerlo, contra un 32,4% que manifestó un rotundo “no”. De todos modos, en esta variable los resultados no marcan diferencias sustanciales según el grupo etario: el 51,9% que conforma el segmento más joven, declaró que iría a los centros de votación aunque estuviese exento contra un 35,4% que rechazó la idea de ir de todos modos, en el caso de que no sea un deber.
-El 75,7% de los adultos mayores no se ve influido por las campañas políticas de los diferentes partidos.
-Cuando se interrogó a los mayores de 64 años si era posible que cambiasen su voto a concejal a último momento las respuestas fueron concluyentes: un 85,2% confesó que no, mientras que un tímido 14,8% respondió afirmativamente.
-Una buena parte de los encuestados del segmento que incluye a la población de más edad, a la hora de decidir su voto prioriza al candidato que mejor impresión le produce (40,5%), pero también las propuestas del partido político en un alto porcentaje (27%). La población restante encuestada por el organismo privado incluyó otras preferencias al momento de analizar su voto en las urnas.
-Un Informe sobre Participación Ciudadana desarrollado por la Consultora Ayala días previos a las últimas elecciones partidarias, revela que el segmento que abarca a los mayores de 64 años se informa principalmente a través de periódicos y diarios (42.9%) y radios (31,3%), por encima de la televisión (25,7%), a diferencia de lo que ocurre en segmentos más jóvenes (casi la mitad, con el 49,3%, se informa a través de la tv).
-El 80% de los mayores de 64 años encuestados se informa a través del papel y el 6,7%lo hace mediante Internet. En el segmento de los más jóvenes (de 18 a 29 años) el índice de lectores que utilizan los sitios web como canales de información asciende al 21,4%.
-Con relación a los medios gráficos, el 60% de los adultos mayores encuestados considera que tienen credibilidad media, un 20% asegura que confían plenamente en la prensa y un 6,7% admite que el nivel de confianza hacia los medios es bajo. Mientras tanto, un total de 13,3% plantea que la credibilidad depende según el diario.
-El 75,7% de las personas mayores cree que el ciudadano tiene herramientas en democracia para modificar su realidad social y política.
-La investigación revela que el 73% de los adultos mayores encuestados no miraba el programa de Marcelo Tinelli los días previos a las elecciones.
- Mientras que en esa franja etaria conformada por mayores de 64 años se observa que el 48,6% se encuentra muy interesado en la realidad sociopolítica que se vive en el país, sólo el 22,8% de los jóvenes de entre 18 a 29 años se muestra francamente comprometido con lo que sucede en Argentina.
-El 64,9% de los encuestados de más edad manifestó su deseo de continuar participando activamente en el acto electoral aunque no tenga la obligación de hacerlo, contra un 32,4% que manifestó un rotundo “no”. De todos modos, en esta variable los resultados no marcan diferencias sustanciales según el grupo etario: el 51,9% que conforma el segmento más joven, declaró que iría a los centros de votación aunque estuviese exento contra un 35,4% que rechazó la idea de ir de todos modos, en el caso de que no sea un deber.
-El 75,7% de los adultos mayores no se ve influido por las campañas políticas de los diferentes partidos.
-Cuando se interrogó a los mayores de 64 años si era posible que cambiasen su voto a concejal a último momento las respuestas fueron concluyentes: un 85,2% confesó que no, mientras que un tímido 14,8% respondió afirmativamente.
-Una buena parte de los encuestados del segmento que incluye a la población de más edad, a la hora de decidir su voto prioriza al candidato que mejor impresión le produce (40,5%), pero también las propuestas del partido político en un alto porcentaje (27%). La población restante encuestada por el organismo privado incluyó otras preferencias al momento de analizar su voto en las urnas.
jueves, 8 de octubre de 2009
Sanmartiniana y desprejuiciada
Tres días después de la muerte de Mercedes Sosa, el popular compositor y cantante rosarino envió este texto con sus reflexiones y pensamientos sobre esta terrible pérdida de una artista única.
El legado de Mercedes Sosa es de vital importancia en estas horas de la Argentina, una enseñanza moral plena de luz.
Con sutileza y precisión desarrolló una obra que marcará por siempre la historia de la música popular de este continente.
Su voluntad de libertad fue expuesta en cada recodo del largo camino que forjó a través de muchas décadas en diferentes álbumes y escenarios del mundo. Desde Matus hasta Violeta Parra, desde Ramírez hasta Atahualpa Yupanqui, desde Teresa Parodi hasta Djavan, desde Peteco Carbajal hasta Spinetta, desde Félix Luna hasta Charly García, toda ella fue, es, una clase de lo que debiera ser una nación. Una mujer integradora de esencias, una perfumista de la canción en la búsqueda, no del aroma perfecto, sino del aroma del lugar.
Sanmartiniana, desprejuiciada por naturaleza, logró lo que ningún dirigente pudo poner en funcionamiento en la historia de esta tierra. Escuchó a todos, se vinculó con todos, cantó con todos, nos emocionó a todos. Escuchar, vincular, cantar, emocionar. Verbos inusuales, alejados de la vida política. Ella, como nadie, nos da una idea del significado de nación que nos carga de responsabilidad y obliga a pensar en la infelicidad de un país que no puede realizarse en plenitud.
Sin embargo, su obra sí que lo logra. La fiereza en la elección de sus repertorios, los riesgos artísticos que asume, el rigor a la hora del canto y la claridad de su voz de terciopelo, la ausencia de miedos a las mercadotecnias, su seguridad temeraria al momento de la grabación, sus ojos cerrados cuando interpretaba y su boca de oro por delante de su bellísimo pelo negro bajo esa nariz de águila, esa es su estampa. Ama, señora y dueña del lugar. Reinona de la canción.
Será imposible pensar la Argentina sin sus fundamentales versiones de Leguizamón y Castilla, Guarany, la tríada modernista de La misa criolla, Mujeres argentinas y La cantata sudamericana, la vuelta a la democracia del 83 con Gieco, Tarragó Ros, Heredia y García, su permanente curiosidad por los autores nuevos (a quienes escuchaba incansablemente en su casetera primero, después en su walkman y después en su iPod), su admiración por el Chango Farías Gómez y Chacho Muller, su falta absoluta de rivalidad con las demás cantantes del barrio, a quienes amaba, sus ganas de abstraerse de todo y su curiosidad inagotable sobre lo que sucedía en el resto del mundo… en fin, sin su locura abarcadora y contenedora.
Ha muerto la señora Mercedes Sosa. La pachamama, le decían. Era una gran verdad, porque protegía y proveía. Madre tierra y deidad.
Su mirada, su presencia, nos condena al encuentro y este es un inmenso desafío en ésta, la hora más difícil de nuestra tremenda pérdida. Parecen palabras grandes y lo son, pero mas grande será construir un lugar tomándola de ejemplo. Ladrillo a ladrillo y todos los días con amor se construye una casa. Ese es su legado. Jamás aceptaré que el lugar de su velatorio se llame el de los Pasos Perdidos. En todo caso será el de los pasos ganados.
por Fito Paéz, para www.criticadigital.com
miércoles, 7 de octubre de 2009
Brasil, la potencia del Sur
Con la alegría todavía a cuestas por la designación de Río como sede de los juegos olímpicos de 2016, el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva, llega a Estocolmo para una cumbre con la Unión Europea y negociaciones bilaterales con Suecia. Brasil da un paso más en la arena internacional, consolidando su papel de potencia y vocero regional, pero marcando también claramente su nueva condición de actor global.
La cumbre de la Unión Europea pondrá el foco en el cambio climático y en la crisis financiera internacional. Para Europa el encuentro reviste importancia de cara a la cumbre sobre el clima que se llevará a cabo en Copenhague en diciembre próximo. Es la tercera vez que las partes se reúnen desde el encuentro de Lisboa en 2007 donde se sentaron las bases para una cooperación estratégica.
La Unión Europea ve a Brasil como país influyente a nivel internacional y pilar de la estabilidad latinoamericana por eso le ha otorgado la condición de "asociado estratégico"
Para Suecia la visita también es importante. El país escandinavo tiene en Brasil a su principal socio comercial en América Latina. Las exportaciones suecas en 2007 superaron los mil millones de dólares. El presidente Lula y el primer ministro sueco Fredrik Reinfeldt mantendrán negociaciones para profundizar la relación bilateral especialmente en lo que hace a la innovación tecnológica y el desarrollo sustentable.
Brasil se proyecta a gran escala sin prisa pero sin pausa. La economía brasileña se recupera del terremoto financiero internacional y se siguen promoviendo las inversiones que en el último semestre llegaron casi a los 11,5 mil millones de dólares.
Cuando fue elegido para un segundo y último mandato el presidente Lula dijo que los brasileños estaban cansados de ser una potencia emergente. Este cansancio ha instalado en el horizonte brasileño la idea de pasar a la categoría de país desarrollado y es en ese sentido que Brasil avanza.
Aún cuando queda mucho por hacer Brasil ha logrado reducir la pobreza extrema del 35% en 2001 al 24,1% en 2008. Cuatro millones de brasileños se incorporaron a los sectores medios que ya superan el 50% de la población total.
POLÍTICAS DE ESTADO
El secreto brasileño es pensar el país a largo plazo.Se trata de una estrategia que tiene como ariete a la diplomacia y como base fundamental el fortalecimiento de las empresas brasileñas y la inversion directa de capitales transnacionales.
"Lula hizo un trabajo muy importante en tres frentes externos, el área multilateral, la internacionalización de la economía brasileña, fomentando inversiones de empresarios locales en el exterior y la "articulación con los países" emergentes” dice Amado Cervo, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Nacional de Brasilia.
En los últimos años Brasil pasó de ser una potencia regional en América del Sur a ser un actor global, reconocido por los centros de poder mundiales como los Estados Unidos, la Unión Europea y también China.
Con la idea de influir en los grandes foros internacionales, Lula -que cuenta con un 80 % de popularidad en su séptimo año en el poder-, ha impulsado la institucionalización del G20 como foro global. El desarrollo del G4 o BRICs, el grupo formado por Brasil, Rusia, India y China, cuatro de las mayores economías mundiales, es en gran medida la consecuencia de la voluntad política del gobierno brasileño.
En el plano regional Brasil aparece como mediador entre América Latina y los centros de poder asumiendo de hecho el liderazgo regional. Este liderazgo está salpicado por la relación con el presidente de Venezuela Hugo Chávez. Al tiempo que apoya las iniciativas del bolivariano, Lula trata de moderar su tendencia a los conflictos. La diferencia entre ambos está marcada por el pragmatismo de uno y la militancia del otro. Mientras Chávez levanta su voz contra los Estados Unidos y centra su política en la región, Lula se reúne con Barack Obama y pone el esfuerzo en los foros internacionales donde cumple un papel relevante.
La Argentina, en tanto, que supo tener un rol más preponderante en la región parece relegada a un segundo plano. Mira más a América Latina que a Europa pero carece del protagonismo de Venezuela y de Brasil. Con una política exterior todavía difusa, Argentina parece ir por momentos como furgón de cola de ambos. La clave para recuperar el tiempo perdido está en la voluntad política pero también en el modelo pragmático brasileño. Se trata de conformar políticas de estado y pensar el país de cara al futuro.
Por Eduardo Berezán – Desde Suecia, para www.observadorglobal.com
lunes, 5 de octubre de 2009
Borges y Judas
Hace dos mil años, y aun algunos siglos después, la religión era una pasión absorbente y avasalladora. Estaba en juego algo mucho más trascendental que la supremacía de los apóstoles depositarios de la doctrina, que habían escuchado las enseñanzas del Maestro después de la Resurrección, cuando Jesús ya se había desprendido de su cuerpo mortal y su alma estaba en relación directa con Dios.
Para las primeras pequeñas comunidades cristianas eran intolerables las desviaciones heréticas que se expandían entonces velozmente en el territorio de Palestina y las tierras adyacentes. Simonianos, ebionitas y nazarenos no tardaron en ser aplastados. El fuego de la piedad era aplacado por rencillas incesantes. Aunque la memoria de la pasión y muerte de Cristo era el lazo que unía a todos los fieles, había pasado menos de un siglo desde la crucifixión y las disputas no tenían fin.
Se discutía sobre el perdón de los pecados, sobre la virginidad de María, sobre la salvación o la perdición del alma inmortal y sobre el significado oculto de las palabras de Jesús, que, en definitiva, eran revelaciones de Dios. La autoridad de las profecías de la Biblia hebrea disiparon muchas de las dudas. Miles de cristianos iban a la guerra y sucumbían para imponer la idea de que Jesús era una encarnación humana de Dios y para negar o afirmar que Dios era uno y trino. En cada soldado había un teólogo. Cada capitán defendía un dogma que se declaraba el único verdadero y consideraba que las otras creencias eran blasfemias o herejías que debían ser castigadas con la muerte.
En el siglo II, la cristiandad distaba de ser unánime. Se dividía en facciones enemigas, cada una de las cuales apoyaba sus creencias en cinco o más evangelios. Todos ellos se presentaban como los únicos intérpretes fieles de las enseñanzas de Jesús. Las luchas implacables se prolongaron durante siglos. A fines de la cuarta centuria, un grupo al que se conoció después como los protoortodoxos impuso una voz única. Si bien se aceptó que sólo cuatro evangelios formarían el cuerpo central de la doctrina, durante muchos años más esos textos fueron sometidos a supresiones y correcciones para eliminar anacronismos y contradicciones.
Los evangelios canónicos fueron escritos entre 65 y cien años después de la crucifixión. Se supone que el primero fue el de Marcos, y que Mateo y Lucas completaron los suyos hacia esa época. Los cuatro cuentan, con pocas variantes, las mismas historias sobre la vida, las enseñanzas y la pasión de Jesús. En los cuatro, la figura de Judas, el apóstol traidor, es estigmatizada cada vez con más énfasis. Juan, el último de los cuatro, no puede ocultar la cólera que le produce el delator. Lo describe aferrado a la bolsa del dinero, marchándose furtivamente de la Cena hacia su castigo infernal.
Fuera del canon quedaron los relatos de evangelistas como Santiago, Bartolomé, Felipe, Tomás y Pedro. Se los consideraba apócrifos, palabra que en los primeros tiempos de la Iglesia significaba secretos u ocultos. Todos coincidían en señalar que, sin la traición de Judas Iscariote, sin los latigazos, sin la corona de espinas y la muerte en la cruz, la Redención no habría sido posible. Con esos actos se cumplían las Escrituras, en las que también se anticipa que el traidor va a recibir treinta monedas de plata.
La sombra satánica de Judas se arraigó a tal punto en la imaginación de la cristiandad que la iconografía medieval y la renacentista lo representan con la mirada huidiza, apartándose de la mesa de la Ultima Cena, separado de los otros apóstoles y aferrando la bolsa con el pago ignominioso por su crimen. En el último canto de la Commedia , Dante lo describe desgarrado por los dientes de Satanás en el círculo más hondo del infierno y, para artistas como Caravaggio y Leonardo, la fealdad de su cara y la hipocresía de su expresión fueron un reflejo de las tinieblas de su alma.
Como todos los educados en la cultura de la Iglesia de Roma, recuerdo haber leído con incrédulo asombro las Tres versiones de Judas, que Borges publicó en 1944. Es uno de los cuentos de su libro Ficciones . Allí Borges atribuye al teólogo escandinavo Nils Runeberg el descubrimiento de un Judas distinto del de los cuatro evangelios. Runeberg observa que el beso de Judas para marcar a su Maestro es un acto superfluo, por no decir inútil. No había por qué identificar a un Rabbi que predicaba con frecuencia en la sinagoga y obraba milagros ante millares de hombres. Pero, como bien señala Borges, "suponer un error en las Escrituras es intolerable". La traición de Judas, por lo tanto, dista de ser casual, y debe leerse como uno de los actos más misteriosos en la economía de la Redención.
Judas es el único de los apóstoles que intuye la divinidad de Jesús. Se rebajó a cometer la peor de las infamias sólo para que el Verbo se hiciera carne en la cruz y salvara a la humanidad. Para un joven de veinte años, los que yo tenía entonces, era una audacia, casi un escándalo, leer que el Supremo Mal se transformaba, por un malabarismo de la inteligencia, en un camino necesario para el Supremo Bien. Comenté ese estupor con algunos predicadores de mi provincia. Todos ellos coincidieron en que la tesis de Borges, creada con las armas de la razón, debía mantenerse en extremo secreto. Si por azar salía a la luz, era preciso refutarla de inmediato con las armas de la fe.
En 1978, un grupo de campesinos que buscaba tesoros enterrados en las cuevas del Egipto Medio descubrió algo mucho más valioso que el oro. Eran los libros del que más tarde sería conocido como Códice Tchacos, compuestos por un grupo de cristianos gnósticos que valoraban el conocimiento como camino esencial para llegar a Dios. Restaurar esos textos, poner un orden mínimo en el complejo rompecabezas, exigió una década de paciencia. Los papiros, resecos por la falta de cuidado, eran una parva de fragmentos minúsculos, ennegrecidos, casi ilegibles. Entre esos desechos estaba el Evangelio de Judas. Después de que National Geographic lanzó una primera edición en inglés, fue traducido a todas las lenguas occidentales.
Que el Evangelio de Judas haya sobrevivido a tantas negligencias y saqueos de los mercaderes es un prodigio. Más asombroso aún es que coincida casi letra por letra con las especulaciones de Borges.
¿Cómo pudo el autor de Ficciones adelantarse cuatro décadas a las revelaciones de un relato que, en 1944, no sólo era desconocido, sino que a la vez no estaba en la imaginación de nadie? ¿Cómo, además, fue capaz de hilar tan fino en la vislumbre de un problema teológico extremadamente complejo? Una respuesta posible es que Borges, lector atento como ninguno, pudo haber conocido, en la edición de Cambridge, los volúmenes de Adversus haereses , una minuciosa refutación de todas las herejías escrita por el obispo Ireneo de Lyon, quien, por supuesto, menciona el texto de Judas.
Según los gnósticos, que recibían su inspiración del apóstol infiel, el problema fundamental de la vida humana no es el pecado, sino la ignorancia. El único camino válido para llegar a Dios es el del conocimiento, no el de la fe, que es propia de los hombres simples y primitivos.
En el Evangelio de Judas, el apóstol se acerca a Jesús, quien lo instruye en el Gran Secreto. El Maestro no es un simple mortal. Procede de un mundo superior, situado más allá de toda comprensión. El cuerpo de Jesús no tiene una apariencia única, sino que adopta distintas formas, a voluntad. Para regresar al mundo perfecto del Espíritu, Jesús debe morir. Judas hará lo necesario para ayudar a Jesús en su tránsito a la eternidad. Al conocer el Secreto, Judas es el único discípulo que sabe. Está unido al Maestro no por las simplicidades de la fe sino por la firmeza del conocimiento. Dios es un infinito tan sublime que ninguna palabra puede describirlo. Hasta la palabra Dios es insuficiente e inadecuada para designar la Deidad.
Desde el siglo IV, el nombre de Judas quedó ligado a "judío" y "judaísmo". Se lo presentaba como el judío malvado que, con su beso traidor, había desatado los tormentos del Gólgota. Su paso fugaz por el Nuevo Testamento enciende las llamas de un antisemitismo que se prolongará por más de mil novecientos años. Susan Gubar, profesora de la Universidad de Indiana y autora de una excelente biografía de Judas, cree que la imagen del apóstol traidor y codicioso, repetida incansablemente durante centurias, fue el antecedente que permitió a los nazis justificar el exterminio de los judíos, a tal punto que, según Gubar, Judas fue para ellos "la musa del Holocausto".
Borges no aprueba ni justifica las herejías, aunque su relato, al enumerar las blasfemias, las reproduce sin censuras. Con clarividencia, advierte que sobre Judas convergen antiguas maldiciones divinas y se lamenta porque esas maldiciones, que deberían haber servido para glorificar la Redención, oscurecieron la santidad de su sentido.
Por Tomás Eloy Martínez, para La Nación.
viernes, 2 de octubre de 2009
Las preguntas de Galeano
Hacía mucho tiempo que no escuchaba un aplauso tan cerrado, y tan largo, como el que recibió anoche en el Círculo de Bellas Artes el escritor uruguayo Eduardo Galeano, el autor de Las venas abiertas de América Latina. Había muchísima gente muy joven, y había todo tipo de público; desde el estrado, Galeano saludó a Marcos Ana, el ex preso del franquismo, y a José Ángel Ezcurra, el director de Triunfo, una revista fundamental para los que vivimos bajo el franquismo y para los latinoamericanos que vivieron aquí por exilio o por propia voluntad, entre ellos el propio Galeano. El autor uruguayo recibió la medalla de oro del Círculo, que le entregó su presidente, Juan Miguel Hernández de León. A mi me correspondió hacerle una entrevista pública, para la que preparé un largo cuestionario, a partir de sus libros. En uno de esos libros, el que contiene una antología de sus artículos o reportajes de prensa, encontré una larga lista de preguntas, precisamente. Me recordó esa lista aquella frase que el escritor ecuatoriano Jorge Enrique Adoum vio escrita en una pared ("la pared es la imprenta de los pobres", dice Galeano) en Quito: "Cuando teníamos las respuestas nos cambiaron las preguntas". Galeano me precisó la frase (que a mi me refirió Mario Benedetti, seguramente correcta, yo la deformé): "Cuando teníamos todas las respuestas nos cambiaron las preguntas". Bueno, pues esta retahíla de preguntas del propio Galeano fue la que le propuse ahora en el escenario. "Preguntando y preguntándome: este mundo nuestro, este matadero, este manicomio, ¿es obra de Dios o de los hombres? ¿Qué tiempo pasado ha parido este tiempo presente? ¿Por qué unos países se han hecho dueños de otros países, y unos dueños de otros hombres, y los hombres dueños de las mujeres, y las mujeres de los niños, y las cosas dueñas de las personas?" Galeano me escuchó releer sus propias preguntas, y al final me dijo: "Pues así es, exactamente". Un aplauso atronador acogió sus preguntas, y sus respuestas, acabó la conversación, y ya se llenó el escenario de lectores y amigos que le abrazaban como se abraza a un amigo recién llegado al pueblo o a una estrella de la canción. Firmó libros, atendió preguntas, y se fue yendo como si fuera el flautista de Hamelín. Las preguntas siguen ahí, intactas, para que las respondan la vida y el viento.
Fuente: por Juan Cruz, en www.elpais.com
jueves, 1 de octubre de 2009
¿Cuánto vale un niño?
Durante la última campaña electoral, todos los candidatos anunciaron que se ocuparían de impulsar algún tipo de subsidio para asistir a los niños pobres de la Argentina. En un país productor de alimentos, el fenómeno de la infancia desnutrida es lacerante. Más de seis millones de pibes menores de 18 años son pobres. Oficialistas y opositores, de izquierda y de derecha, liberales y estatistas, progres y conservadores, coincidieron en las tribunas electorales en esa idea. Sin embargo, a tres meses de los comicios, como ocurrió con las promesas unánimes de sancionar un nuevo sistema de responsabilidad penal para menores, la ayuda económica para los niños desapareció de la agenda política.
Alberto Morlachetti, coordinador del Movimiento de los Chicos del Pueblo e impulsor de la campaña “Ni un pibe menos” y “El hambre es un crimen”, con una mezcla de tristeza e ironía suele hacer una recomendación oftalmológica, “ya que los dirigentes parece que no ven lo que pasa”. Según la Red Solidaria, la situación es dramática: una de cada cinco personas no puede comprar lo que necesita para alimentarse y, asimismo, estima que ocho niños mueren por día por causas vinculadas a la desnutrición.
Mientras tanto, las cifras de la pobreza son manipuladas. El INDEC anunció hace una semana que los niveles de pobreza e indigencia bajaron (al 13,9 y 4 por ciento, respectivamente). Los dibujos oficiales ubican la frontera de una vida digna en un nivel que está en la mitad del que establece cualquier consultora seria, incluso las que elaboran las empresas de medición satélites del gobierno (esas que manejan los amigos del poder cobrando contratos millonarios). La cuestión de las cifras es clave. Cómo se pueden establecer políticas públicas eficaces sobre la base de datos falsos.
“Estos números son una ofensa, porque lo que hay que entender es que cada niño que muere es irreemplazable y los que sobreviven mal alimentados sufren daños irreparables”, señala Morlachetti. Los especialistas coinciden en que, cuando un niño crece con hambre, sus conexiones interneuronales no terminarán de conformarse y eso le provocará retrasos que lo acompañarán toda la vida. Los niños sin proteínas son presa fácil de enfermedades que, si estuvieran bien alimentados, podrían evitar con facilidad.
Desde el Gobierno rechazan la discusión por las cifras y dicen que “lo importante es que estamos mejor que hace cinco años”. Tal vez sea cierto, pero los números disfrazados no pueden borrar la emergencia. Apenas un ejemplo: según Rolando Núñez, de la agrupación Nelson Mandela, “hay un 64% de niños chaqueños en la pobreza”. Unicef acaba de lanzar una campaña a favor de los derechos de los niños y adolescentes indígenas de la Argentina. Se trata de los niños más castigados por la miseria. Las organizaciones sociales y los comedores populares registran, día tras día, el incremento de la demanda alimenticia. El hambre se convirtió en una marca latinoamericana: se estima en nueve millones la cantidad de niños desnutridos en la región.
La Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) lanzó la idea de establecer un ingreso básico y universal para cada niño. La Coalición Cívica fue el primer partido político que impulsó la propuesta en 1996, pero en la última elección perdió la exclusividad: todos los candidatos se sumaron con propuesta similares. Hasta Francisco de Narváez y Mauricio Macri hablaron de establecer una ayuda económica.
Según lo consigna el semanario El Parlamentario, en el Congreso Nacional hay cinco proyectos sobre subsidios a la niñez. Los de los diputados Claudio Lozano (Proyecto Sur) y Silvia Augsburger (Partido Socialista) y el de la senadora Elena Corregido (Frente para la Victoria) contemplan 125 pesos por mes y por niño. La del senador radical Ernesto Sanz establece 100 pesos por mes, 200 más por año y 30 pesos más como una reserva mensual para estudios. El proyecto de la diputada Elisa Carca de la Coalición Cívica (elaborado originalmente con Elisa Carrió) establece 130 pesos por mes hasta los cinco años y 214 entre los 5 y los 18 años.
La decisión política no será fácil. El principal argumento en contra que esgrime el oficialismo es “¿cómo hacerlo? ¿Con qué plata?”. Y agregan: “No se puede aumentar impuestos porque los sectores más prósperos ya se negaron a ceder parte de su renta vía retenciones”. Pero ésa es una verdad a medias.
La universalización de los planes por hijo insumiría entre 20 mil y 30 mil millones de pesos por año, lo que equivale a un diez por ciento del total de los gastos del Estado. La mayoría de los legisladores que presentaron proyectos sugieren financiarlo reorientando planes sociales existentes, reformulando regímenes de promoción económica, gravando las rentas extraordinarias de empresas petroleras o mineras y eliminando exenciones, como las Ganancias en la renta financiera.
Superada la discusión por la ley de medios audiovisuales, la dirigencia política debe cumplir con el compromiso asumido en la última campaña y transformar el combate contra el hambre como la madre de todas las batallas de la democracia. Hay que invertir en el futuro. Hay que salvar a los niños. Si no pueden acordar sobre este tema, no podrán acordar nada.
Fuente: por Reynaldo Sietecase, para www.criticadigital.com
Alberto Morlachetti, coordinador del Movimiento de los Chicos del Pueblo e impulsor de la campaña “Ni un pibe menos” y “El hambre es un crimen”, con una mezcla de tristeza e ironía suele hacer una recomendación oftalmológica, “ya que los dirigentes parece que no ven lo que pasa”. Según la Red Solidaria, la situación es dramática: una de cada cinco personas no puede comprar lo que necesita para alimentarse y, asimismo, estima que ocho niños mueren por día por causas vinculadas a la desnutrición.
Mientras tanto, las cifras de la pobreza son manipuladas. El INDEC anunció hace una semana que los niveles de pobreza e indigencia bajaron (al 13,9 y 4 por ciento, respectivamente). Los dibujos oficiales ubican la frontera de una vida digna en un nivel que está en la mitad del que establece cualquier consultora seria, incluso las que elaboran las empresas de medición satélites del gobierno (esas que manejan los amigos del poder cobrando contratos millonarios). La cuestión de las cifras es clave. Cómo se pueden establecer políticas públicas eficaces sobre la base de datos falsos.
“Estos números son una ofensa, porque lo que hay que entender es que cada niño que muere es irreemplazable y los que sobreviven mal alimentados sufren daños irreparables”, señala Morlachetti. Los especialistas coinciden en que, cuando un niño crece con hambre, sus conexiones interneuronales no terminarán de conformarse y eso le provocará retrasos que lo acompañarán toda la vida. Los niños sin proteínas son presa fácil de enfermedades que, si estuvieran bien alimentados, podrían evitar con facilidad.
Desde el Gobierno rechazan la discusión por las cifras y dicen que “lo importante es que estamos mejor que hace cinco años”. Tal vez sea cierto, pero los números disfrazados no pueden borrar la emergencia. Apenas un ejemplo: según Rolando Núñez, de la agrupación Nelson Mandela, “hay un 64% de niños chaqueños en la pobreza”. Unicef acaba de lanzar una campaña a favor de los derechos de los niños y adolescentes indígenas de la Argentina. Se trata de los niños más castigados por la miseria. Las organizaciones sociales y los comedores populares registran, día tras día, el incremento de la demanda alimenticia. El hambre se convirtió en una marca latinoamericana: se estima en nueve millones la cantidad de niños desnutridos en la región.
La Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) lanzó la idea de establecer un ingreso básico y universal para cada niño. La Coalición Cívica fue el primer partido político que impulsó la propuesta en 1996, pero en la última elección perdió la exclusividad: todos los candidatos se sumaron con propuesta similares. Hasta Francisco de Narváez y Mauricio Macri hablaron de establecer una ayuda económica.
Según lo consigna el semanario El Parlamentario, en el Congreso Nacional hay cinco proyectos sobre subsidios a la niñez. Los de los diputados Claudio Lozano (Proyecto Sur) y Silvia Augsburger (Partido Socialista) y el de la senadora Elena Corregido (Frente para la Victoria) contemplan 125 pesos por mes y por niño. La del senador radical Ernesto Sanz establece 100 pesos por mes, 200 más por año y 30 pesos más como una reserva mensual para estudios. El proyecto de la diputada Elisa Carca de la Coalición Cívica (elaborado originalmente con Elisa Carrió) establece 130 pesos por mes hasta los cinco años y 214 entre los 5 y los 18 años.
La decisión política no será fácil. El principal argumento en contra que esgrime el oficialismo es “¿cómo hacerlo? ¿Con qué plata?”. Y agregan: “No se puede aumentar impuestos porque los sectores más prósperos ya se negaron a ceder parte de su renta vía retenciones”. Pero ésa es una verdad a medias.
La universalización de los planes por hijo insumiría entre 20 mil y 30 mil millones de pesos por año, lo que equivale a un diez por ciento del total de los gastos del Estado. La mayoría de los legisladores que presentaron proyectos sugieren financiarlo reorientando planes sociales existentes, reformulando regímenes de promoción económica, gravando las rentas extraordinarias de empresas petroleras o mineras y eliminando exenciones, como las Ganancias en la renta financiera.
Superada la discusión por la ley de medios audiovisuales, la dirigencia política debe cumplir con el compromiso asumido en la última campaña y transformar el combate contra el hambre como la madre de todas las batallas de la democracia. Hay que invertir en el futuro. Hay que salvar a los niños. Si no pueden acordar sobre este tema, no podrán acordar nada.
Fuente: por Reynaldo Sietecase, para www.criticadigital.com
Suscribirse a:
Entradas (Atom)