domingo, 2 de agosto de 2009

Lévi-Strauss y el futuro de la humanidad

Alguien dijo que el hombre no tiene la costumbre de adaptarse al medio ambiente donde se instala. Por lo contrario, lo modifica y lo consume velozmente, hasta destruirlo. Así no debería comportarse un mamífero, pero los ejemplos abundan. El problema se agrava cuando la civilización toma esta actitud sobre lo natural y lo cultural.
Esto se sabe desde hace bastante tiempo atrás, pero poca conciencia se ha tomado. Recordaba esto el sábado al encontrarme con una nota en la revista ADN Cultura, sobre el pensamiento de Claude Lévi-Strauss, que muy bien rescató Héctor Guyot. Parte de este apunte transcribo ahora.

“…me resultó imposible abstraerme del hilo de su pensamiento. Hablaba al aire libre, sentado en medio de un jardín, y sus ojos inteligentes y pequeños, algo mezquinos, destellaban detrás de las grandes gafas.
Le habían hecho la pregunta imposible sobre el futuro de la humanidad, y el viejo antropólogo desplegó su diagnóstico sombrío con indulgente paciencia y sin énfasis. Dijo que el hombre era el principal depredador del planeta, y que le debíamos el privilegio al humanismo clásico surgido en el Renacimiento, que lo concibe como ser pensante antes que como ser vivo. Eso lo coloca en posición de amo y señor, señaló, pero lo deja fuera de la Creación. "Somos consumidores bulímicos de la riqueza que acumulamos, tanto material como intelectual. No podemos absorber toda la producción intelectual que el ser humano ha producido desde sus orígenes", afirmó, palabras más, palabras menos, y con esto último el control remoto se me cayó de las manos: según un letrero que aparecía en pantalla, la entrevista había sido hecha en 1972. Se ha dicho: Lévi-Strauss bien puede ser tenido como uno de los precursores de la ecología. Y en el más amplio de los sentidos. En uno de sus libros más celebrados, Tristes trópicos, de 1955, escribió: "La humanidad se instala en la monocultura; se dispone a producir civilización en masa, como cultiva la remolacha".
En la respuesta que me tenía en vilo, aquella que cerraba el documental que el canal Encuentro emitió el domingo, el creador de la antropología estructural deslizó una última observación: el problema era que se había roto el equilibrio entre comunicación y no comunicación que ha caracterizado a todas las épocas creativas. ¿Qué diría hoy el venerable maestro, que ya superó los 100 años de vida y le fue dado asistir a la revolución de Internet y a la globalización que galopa fuera de control?”

Bernabé Tolosa

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